Los Reyes estuvieron acompañados en todo momento por Vicent Marí y la presidenta de la comunidad Francina Armengol. | Toni P.

Los Reyes están finalizando la gira que este verano les ha llevado por muchas comunidades autónomas con el fin de conocer de primera mano los efectos de la crisis del coronavirus. Desde la pasada semana, Felipe y Letizia están visitado las Baleares. El jueves y el viernes fue el turno de Mallorca y Menorca y ayer, lunes, visitaron Ibiza.

Acompañados por la presidenta de la Comunidad, Francina Armengol, la delegada del Gobierno en Baleares, Aina Calvo, la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, fueron recibidos a las puertas del Museo Monográfico de Ibiza por el presidente del Consell, Vicent Marí, y la regidora del Ayuntamiento de Ibiza, Elena López. López acudió en representación del Ayuntamiento dado que, como estaba previsto, el alcalde del municipio, Rafa Ruiz, no estuvo presente en la visita institucional.

Felipe y Letizia, esta vez sin la compañía de las infantas, las princesas Leonor y Sofía, visitaron el Museu Monogràfic y la Necrópolis de Puig des Molins. Después, alrededor de las 18:15 de la tarde, los monarcas se trasladaron hasta Sant Antoni de Portmany, el municipio del norte de la isla que más afectado se ha visto por la pandemia del coronavirus.

La visita esperada
Una de las anécdotas de la jornada tuvo lugar cuando los Reyes, antes de entrar, tuvieron un cariñoso recibimiento por parte del público ibicenco. A su llegada a la Vía Romana, fueron aclamados por aplausos totalmente espontáneos y gritos del público, ante lo que los monarcas decidieron acercarse hasta donde se encontraban centenares de ciudadanos, que les pudieron ver un poco más de cerca y les agradecieron su visita. Con frases como «¡guapos!», o «Viva el Rey y Viva España», los allí presentes quisieron mostrar su apoyo a la Corona. Y es que los ibicencos se amontonaban para poder tener un hueco privilegiado y ver a los Reyes, en su segunda visita oficial a la isla, desde cerca.

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La visita, que se ha convertido en todo un acontecimiento en Ibiza, no ha dejado indiferentes a los vecinos, y es que, a pesar de la escasa hora que duró la visita de los reyes al Museo, muchas fueron las anécdotas y las opiniones que se escuchaban a pie de calle: desde gente que había bajado desde San Carlos para poder asistir hasta algún pequeño incidente de rebeldía que la Policía Local sofocó de inmediato. «La calle ha estado cortada desde primera hora y ayer estuvieron limpiando a conciencia las aceras», explicó, en tono de queja, una vecina.

Aunque eran muchos los que sí esperaban este acontecimiento con muchas ganas «Llevamos aquí esperando desde hace una hora, no nos queríamos quedar sin sitio», explicó a Periódico de Ibiza y Formentera, Juana, una ibicenca de avanzada edad a la que el sofocante calor de media tarde no amedrentó en absoluto y que ocupaba una de las primeras filas en la calle Vía Romana.

También, por ejemplo, Aurelio un «monárquico de toda la vida» llevaba días esperando la tarde de ayer. «Ya estuve la primera vez que vinieron siendo príncipes y no podía perderme este día. Tengo ya una foto y voy a ver si me saco una segunda», contó, entre risas.

«Me hace mucha ilusión que vengan, no porque me encanten, sino porque es algo histórico que en Ibiza nunca hemos vivido», explicó María, otra de las muchas asistentes al acto.
Sin embargo, no todas las voces que se escucharon fueron de personas adultas. Muchos eran los pequeños que no quisieron perderse un acontecimiento de tal calibre histórico. «Me gustan mucho los Reyes y siempre les veo en la tele», contó un tímido Juan, de tan sólo 10 añitos.

A pesar de las quejas de algunos, aunque pocos, vecinos, la que fue la primera visita de Felipe y Letizia como Reyes de España a Ibiza fue todo un éxito. Alrededor de las 18:00 concluyeron la parte más cultural de su visita y abandonaron, una vez vez más entre aplausos y vítores el Museu Monogràfic. Unas muestras de cariño que los monarcas devolvieron agradeciendo amablemente su presencia y despidiéndose con la mano de los ciudadanos allí presentes.