Una casa junto al torrente d’en Ribes, completamente taponado por árboles caidos. | DANIEL ESPINOSA

Se cumple un año del temporal que hizo estragos en Sant Antoni. El reguero de árboles caidos que dejó el episodio de vientos huracanados todavía puede seguirse desde Cap Blanc hasta Cala Salada.

En la memoria ha quedado el video del operario de una obra que grabó desde su camión como salía volando una caseta con trabajadores dentro. Quizás sea lo que más ha cambiado. La urbanización que se construye en ese punto está ya completamente levantada.

De lo demás, todavía queda por hacer: muchos afectados siguen esperando que sus seguros respondan al arreglo de los destrozos, los deportistas de Sant Antoni practican deporte en patios de escuelas a falta de parqué en el polideportivo de Can Coix y el torrente d’en Ribes (de Cala Gració) parece el almacén de una empresa maderera por la cantidad de árboles caídos que se acumulan en su cauce.

El Ayuntamiento de Sant Antoni lamenta la falta de colaboración de otras administraciones. La concejala de Medi Ambient, Neus Mateu, dice que ha sido un año muy largo en el que todavía esperan la respuesta de algunas instituciones. Indica que las ayudas del Govern, tramitadas a través del Fogaiba, beneficiaron sólo a propietarios de terrenos forestales y rústicos, «pero la mayoría de los afectados están en suelo urbano».

Las ayudas del Gobierno central nunca llegaron. Se tramitaron los registros e informes para poder declarar los espacios afectados como zona catastrófica, pero desde el Gobierno no se emitió la declaración. Hace unas semanas recibió un correo electrónico de Delegación del Gobierno dando esperanzas del avance de este proceso, pero un año después la ayuda estatal brilla por su ausencia.

Es por ello que indica que el Consistorio prepara una partida presupuestaria para ofrecer ayudas a los afectados el año que viene. Mateu no concretó a cuánto ascenderá el montante de las ayudas, dado que «todavía se está estudiando entre los departamentos». Esta línea de ayudas ya se anunció a principios de año.

Otra de las reclamaciones que hace es que concluyan los trabajos en el torrente d’en Ribes. La Dirección General de Recursos Hídricos inició la retirada de árboles pero en diciembre cesaron las tareas. «El torrente sigue teniendo un tapón de troncos y ramas, con el peligro que ello supone si hubiera lluvias torrenciales y los problemas de plagas».

«Después de un año es una gran decepción. Tras la DANA que se sufrió en Mallorca en verano los afectados recibieron ayudas al poco tiempo. Está muy bien, pero no es justo que allí lleguen y nosotros estemos olvidados», indica.

Retirada de árboles
La conselleria balear de Medio Ambiente informó ayer que el Ibanat retiró entre junio y septiembre los árboles de unas 22 hectáreas, una superficie superior a la prevista, con un presupuesto de 151.800 euros. Se actuó principalmente en las zonas con mayor accesibilidad, mayor influencia en la interfaz urbano forestal, así como en las zonas que generasen discontinuidad en masas forestales de cara a los trabajos de un posible incendio forestal.

Una parte del residuo se ha astillado y está a disposición del Ayuntamiento de Sant Antoni para su empleo como acolchado en zonas ajardinadas, otra parte para uso de los propietarios y el resto está siendo gestionado por dos empresas maderistas locales para su empleo como biomasa. El servicio de Sanidad Forestal gestionó la instalación de 90 trampas para insectos que forman plagas, habiéndose cambiado los atrayentes por parte de Ibanat y Tragsa. Se estima que el volumen total de leña gestionada asciende a 11.000 m3, según explicaron ayer desde Medio Ambiente.

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Siguen las obras
El solar en el que se grabó el video de una caseta de obra levantada por el viento ha cambiado radicalmente. En esa caseta debía haber estado esa mañana Jaume Colom, el responsable de la promotora. «Esa era la caseta donde yo trabajaba mis ocho horas, pero ese día tuve una reunión en otra caseta más grande; me salvé de milagro», cuenta.

En la caseta en la que él estaba todos se echaron al suelo. «Todo oscureció de repente y se oyó mucho estruendo, no sabíamos qué iba a pasar», recuerda. Aquel día está anotado en su diario de obra. Los operarios que estaban dentro de la caseta que salió volando tuvieron que estar de baja y, durante un par de semanas se dedicaron únicamente a recoger escombros. Cuando sucedió estaban iniciando dos de los bloques de la urbanización. Ayer, los cuatro bloques proyectados ya mostraban su altura definitiva.

Can Coix
El daño más visible en el polideportivo de Can Coix tras el temporal fue el que sufrió el techo. La cubierta voló y las instalaciones se quedaron a cielo abierto. Hoy, la imagen exterior ha cambiado completamente, pero el interior sigue inutilizable. El Consell d’Eivissa cambió el tejado, pero unas filtraciones en las vidrieras han obligado a retrasar la instalación del parqué, dañado también por el temporal.

El concejal de Deportes de Sant Antoni, José Ramón Martín, indica que los trabajos del cambio del parqué ya están adjudicados y que el Consell se ha comprometido a reponer las ventanas antes de finales de noviembre. Los trabajos debían concluir este mes, pero con este problema la previsión es que la pista polideportiva no esté operativa hasta enero de 2021.

Para Paula Villena esta previsión no es admisible. Su hijo es uno de los afectados: ha pasado de jugar en el polideportivo a hacerlo en un patio de colegio sobre pista de cemento. Le ha comprado rodilleras para que dejase de desollárselas. Ella, junto a otras madres y padres, decidieron iniciar una recogida de firmas en la página web Change.org para solicitar que el Consistorio portmanyí acelere todo lo posible la puesta en marcha del polideportivo. De momento, han recogido 200 firmas desde la semana pasada, pero esperan que sean varios centenares más.

Pero para Paula el número de firmas es irrelevante, lo importante es conseguir que se actúe. «Un municipio que se jacta de su deporte y de la gran cantidad de eventos deportivos que celebra debería poner más empeño en tener unas instalaciones dignas», reclama.

Dice tener constancia de que muchas familias han dejado de llevar a sus hijos a hacer deporte por el hecho de tener que desplazarse a otros municipios. Los jugadores de badmintón, por ejemplo tienen que desplazarse a Puig d’en Valls. A nivel profesional, recuerda que el club femenino de baloncesto está en la liga nacional EBA. Tuvo que jugar su primer partido «de prestado» en el polideportivo de Sa Blancadona.

En muchas casas todavía es patente la huella de aquel temporal. No todo el mundo puede permitirse contratar a una empresa que se encargue de retirar los árboles caídos o arreglar aquella valla rota.

Otros, como Noelia, todavía pelean con el seguro en su caso el de la comunidad de vecinos. Es por ello que la barbacoa y el muro que rompió la caída de un árbol siguen sin reparar.

Su compañía de seguros se negó a reparar el daño por ser un daño a terceros. Acudió al consorcio de seguros y le indicaron que era el la comunidad de vecinos la que debía reclamar. «Ha pasado un año y la barbacoa y el muro siguen sin arreglar. Me cambiaron la puerta de cristal de la casa y la persiana de la habitación de mi hija». Noelia indica que, tras muchas discusiones, la comunidad de vecinos ha accedido a reclamar contra la aseguradora, tras amenazar la afectada con interponer una demanda.

Más alla de la situación de la barbacoa, lo que lamenta Noelia es que si esto hubiera pasado con el tejado de su casa, hoy día quizás seguiría con una parte de su casa a la intemperie. Como ella, muchos más pequeños afectados tienen todavía presente el 22 de octubre de 2019. Su segundo aniversario es posible que todavía dé qué hablar.