Sebastián Hanisch, delante de Café del Mar tras recojer su ayuda en Cáritas ayer por la mañana. | Toni Planells

Sebastián Hanisch (Chile, 1978) ha pinchado durante los últimos 20 años en los locales más prestigiosos de la isla, como Café del Mar donde estuvo siete años, y estaba listo para trabajar el verano pasado en distintos locales que no pudieron abrir sus puertas. La fragilidad de este gremio ha quedado patente con el pinchazo de la temporada 2020, «la mayoría de Dj no disfrutan de un contrato que les haya permitido aferrarse a los Erte para sobrevivir a esta crisis», asegura a Periódico de Ibiza y Formentera.

Las opciones de ayudas, por lo menos en el caso de Sebastián, son mínimas o nulas por parte de las instituciones. Nos cuenta su caso tras conseguir cita con la asistenta social en Sant Antoni, que no ha podido ofrecerle ayuda, cuenta, al no estar empadronado.

Tras estar viviendo en Vila, Sebastián se mudó hace unos años a Sant Antoni. Su casera no le hizo un contrato oficial y nunca le hizo los recibos que debía presentar en el ayuntamiento portmanyí para poder empadronarse, según explica. Tuvo que dejar esta vivienda al ser requerida por la propietaria «para su hijo», el Dj cuenta que dos semanas más tarde se ofrecía la vivienda en alquiler a 1.400 euros.

Desde entonces ha ido pululando por distintas viviendas y habitaciones, buscándose la vida, sin poder llegar a empadronarse. Su padrón sigue en Vila, donde afirma que al vivir en Sant Antoni tampoco puede optar a las ayudas desde allí y desde Sant Antoni tampoco le pueden ayudar al estar empadronado en Vila. De esta manera se encuentra, con una deuda que va en aumento a base de alquileres atrasados, ayudas económicas de amigos, etc., sin opciones laborales y sin opción a ninguna ayuda.

Noticias relacionadas

Cuenta que ha estado pidiendo limosna. Hoy vive en un espacio que le dejan unos amigos en su casa cerca de Cala Salada, a cambio se encarga del mantenimiento, económicamente su hermana le ayuda en la medida que puede.

En los buenos tiempos Sebastián dedicaba buena parte de sus ingresos a ayudar a algunos de sus familiares, que le han dado la espalda cuando ahora es él quien necesita ayuda. Ahora se ve sin posibilidad de recuperar el dinero prestado, con muchas deudas, sin ingresos y en medio de una pandemia. La semana pasada empezó a aprovechar la ayuda que Cáritas le ofrece, yendo cada 15 días a recoger su paquete de ayuda en forma de bolsa de la compra.

Hanisch no pierde el sentido del humor y señala la ironía de que las instalaciones de Cáritas en Sant Antoni estén solo a unos metros del Café del Mar que le vio triunfar a los platos hace no tanto tiempo, aunque parezca una eternidad.

Hanisch ha decidido dar la cara para mostrar el drama que sufren tanto él como muchos compañeros de su gremio. No puede evitar emocionarse al recordar a su compañero, José Padilla, que tras lanzar un grito de ayuda en redes, murió el pasado 18 de octubre en una situación económica dramática. «Nadie del Ayuntamiento le hizo caso, nadie le ayudó y murió solo como una rata después de todo lo que hizo por esta isla, ¡no es justo!» se lamenta.

Entiende que entre sus compañeros de profesión que están en casos parecidos al suyo cueste mostrar públicamente su situación. «La imagen y postureo del Dj glamuroso que viaja y vive a cuerpo de rey es una falacia», asevera. Habla de la fragilidad emocional que sufren, según él, buena parte de sus colegas: «todos tenemos problemas psicológicos, o con drogas, somos gente problemática psicológicamente, por eso preferimos separarnos de los demás y estar poniendo música». En este sentido agradece el apoyo psicológico que ha recibido por parte de su hermana, gracias a la cual sigue adelante lo mejor que puede. Pero insiste en la otra cara del hedonismo que desprende la figura del Dj, «volando de un sitio a otro sin poder dormir para pinchar, sin tener tiempo para ti… pero solo se cuenta lo bonito y la realidad es que hoy estamos todos jodidos».