Mayans, licenciado en Filología catalana, profesor de Lengua y Literatura en Secundaria y adultos, y divulgador e investigador en terrenos como la sociolingüistica, la toponimia, la cultura popular, la literatura medieval y la didáctica de la lengua, escribió esta obra entre 2003 y 2005. No es la primera que hace, ya que ha escrito varias en los últimos años para que fueran representadas por la asociación cultural Espai F de Formentera, de la que forma parte desde hace 12 años.
En el caso de Carnatge. L’últim Nibelung, según explicó el propio autor a Periódico de Ibiza y Formentera «es una obra dramática sin ubicación geográfica concreta y con referencias históricas ambiguas ya que no tiene una localización ni en el tiempo ni en el espacio».
Además, ha tenido un largo recorrido hasta ser una realidad en papel. Empezó a dar sus primeros pasos en el invierno de 2003, cuando Ferrer asistió a dos cursos y unas clases privadas de dramaturgia en Barcelona. Finalmente, la terminó de escribir en 2005 y al año siguiente ganó con ella el premio literario Ciutat d’Alcoi. Sin embargo, aunque las bases incluían la publicación en papel por causas ajenas a su voluntad no pudo ser y acabó en un cajón.
Afortunadamente, en el último año el editor mallorquín, Lleonard Muntaner, tomo interés por la obra y decidió editarla en una colección muy interesante de teatro para leer que incluye trabajos del ibicenco Vicent Tur con su trabajo L’Inquilí o el actor y director Pep Tosar con Qui bones obres farà.
«El teatro ya se puede leer»
En este sentido, Vicent Ferrer aseguró a este periódico que por fin «el teatro ya se puede leer». Algo que, además, en su caso es mucho más sencillo. «Yo abuso mucho de las anotaciones para facilitar la lectura, con lo que el libro es prácticamente una novela breve», explicó con una gran sonrisa.
Así mismo, el dramaturgo ibicenco explicó que uno de los personajes principales es el propietario de una granja ilegal de cerdos que cogen la peste porcina y los tiene que eliminar, y que Carnatge «es el destrozo, la mortalidad de una batalla o de un crimen».
Sin embargo, Ferrer quiso dejar claro que «no aparece la violencia estricta de forma transparente sino que se da protagonismo a los miedos y las reflexiones que generan esa violencia y que también se habla de una guerra contemporánea y sus efectos».
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