Según afirma la familia Guasch, la conectividad en la zona que abarca desde Cala Boix hasta Pou des Lleó es prácticamente nula. Ni siquiera con una importante inversión en la instalación de antenas han podido conseguir un servicio suficientemente eficiente para su negocio. | Toni Planells

Laia Guasch hace cinco años que representa la tercera generación a los mandos de la Fonda de Es Pou des Lleó. Desde que el siglo pasado, hace 60 años, su abuelo Pep Guasch de Can Miquel Pere, pusiera en marcha el restaurante y la fonda ha habido multitud de cambios. Así, hace 40 años él mismo se encargó de hacer llegar la electricidad a su negocio.

Pero este siglo, del que ya hemos vivido dos décadas, ha traído más cambios a los que adaptarse, nuevas necesidades básicas que los de Can Miquel Pere todavía no han podido solucionar de una manera eficiente. Y no es por falta de esfuerzo y constancia. Se trata de la conexión a Internet, un servicio que en la zona de Pou d’es Lleó y Cala Boix todavía se resiste a funcionar de manera eficiente.

Los responsables de la Fonda Pou des Lleó se quejan de la falta de cobertura en la zona
Laia no oculta su frustración al ver las bajas calificaciones que los clientes de su establecimiento acaban otorgándole y sólo por una razón: la falta de conexión a la red. Y es que la familia Guasch acaba de estrenar una ambiciosa reforma en 10 habitaciones de su fonda.

Una rehabilitación que podría hacer pensar a cualquier huésped que se encuentra en un hotel con un buen puñado de estrellas. Un servicio excelente, una limpieza extrema, un precio asequible o una comida fuera de serie no son valores suficientes para que el visitante del siglo XXI puntúe con generosidad esta fonda en las plataformas digitales: «Es como si estudias años para un examen y te suspenden por algo que no es tu culpa», compara.

Ése es el problema: no hay cobertura. «Preferiría tener tres rayas de cobertura que tener cuatro estrellas», comenta Lali Ferrer, madre de Laia y responsable de la cocina del restaurante de la familia.

La familia lleva decenas de miles de euros invertidos para conseguir un servicio eficiente de Internet, pero ni aún así han conseguido solucionar el problema. «En cuanto hay más de cinco personas conectadas se acabó la conexión», relata la propietaria de la fonda, que necesita un servicio potente para cubrir a la clientela de su establecimiento.

Los problemas no se limitan al servicio al cliente: desde el cobro con tarjeta de crédito a la recepción de reservas o cualquier operación bancaria se convierten en una odisea en esta zona del norte de Ibiza. «No sé por qué no hacen llegar la fibra óptica hasta aquí», se pregunta Guasch, impotente al ver cómo pierden unos clientes y otros se marchan sin pagar al no poder hacerlo con tarjeta. Todo por la misma razón: la falta de conexión a Internet.