Una pareja pasea con la mascarilla puesta a pesar del final de su obligatoriedad en exteriores. | Irene Arango

Lucía Andrade iba este sábado con mascarilla por la calle del Mar de Vila. La acompañaba su hijo adolescente, también con mascarilla y su hija pequeña, que iba sin ella. Su estampa, habitual antes del viernes, chocaba este sábado por su excepcionalidad en el primer día en el que no era obligatorio cubrir nariz y boca para salir a la calle siempre que se respetara la distancia de 1,5 metros con el resto de personas.

La obligatoriedad del uso de la mascarilla en exteriores llevaba vigente más de un año y entre buena parte de la población existía el anhelo de poder desembarazarse de ella, al menos en la calle.

«En casa la llevaremos hasta que estemos vacunados. A mi me falta la segunda dosis, mientras que mi marido ya está vacunado. Además en este barrio es difícil mantener la distancia con las aceras tan estrechas», explicaba Lucía.

Como ella, hubo gente que optó este sábado por seguir llevando mascarilla, los menos, pero algunas podían verse entre los residentes e incluso entre los turistas, a los que no era raro hasta ahora ver la cara descubierta a pesar de la prohibición.

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«Debió ser así desde hace tiempo», valoraba Leo, que pasa unos días en Ibiza con su pareja, y confiesa que para él es un alivio poder pasear sin llevar la mascarilla puesta. «El contagio es probable en sitios cerrados, pero en la calle hay suficiente ventilación», consideró.

Precisamente es en interiores donde este sábado afrontaron el reto de controlar la entrada de personas que venían de disfrutar la libertad de pasear al aire libre.

«Para entrar tengo que ponerme la mascarilla, ¿verdad?», consultaba un hombre con la responsable de seguridad de la tienda La Sirena de la calle Ignacio Wallis. Esta le confirmaba la sospecha antes de dejarle pasar.

En la librería Hipérbole manifestaban no haber tenido ninguna incidencia hasta el mediodía, dado que todos los cliente o llevaban la mascarilla antes de entrar o se la ponían.
El uso de la mascarilla sigue siendo obligatorio en interiores, también en vehículos particulares si se viaja con personas no convivientes, en el transporte público, en eventos multitudinarios si se está de pie y en cualquier circunstancia en la que sea imposible mantener la distancia de 1,5 metros con el resto de personas.

La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, y los presidentes autonómicos que coincidieron el sábado en una declaración institucional por el Camino de Santiago, reclamaron «responsabilidad» a la población, especialmente, a los jóvenes, ante el escenario de la pandemia todavía existente.