El paisaje es espectacular y está formado por una pequeña y tranquila playa rodeada de pinos, con rocas y arena de color rojizo que le aportan un carácter muy especial. Además, alberga el Poblado Fenicio de Sa Caleta integrado en la declaración de Ibiza Patrimonio de la Humanidad, junto con las murallas de Dalt Vila y las praderas submarinas de posidonia oceánica.
Su cocina está llena de sabor y sensaciones, y su especialidad es el pescado fresco. Calamares salteados, gambas frescas ibicencas, pulpo, almejas, mejillones, bullit de peix, mero, paellas de marisco o su famosa caldereta de langosta, todo está bueno. Su carta conserva la esencia ibicenca y su gran secreto es utilizar el mejor producto, con cariño, y siempre que se pueda, que sea ecológico, por eso trabajan con proveedores de la isla como Can Puvil Finca Ecológica.
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