De izqda. a derecha: Ana Gordillo, Joan Carles Palerm, José Antonio roselló y Hazel Morgan. | Archivo

Patronales y otros colectivos en las Pitiusas lamentaron ayer que el Impuesto de Turismo Sostenible quede desvirtuado y sus fondos sean utilizados para patrocinar un concierto musical para jóvenes en Mallorca.

La presidenta de la Federación Empresarial Hotelera de Ibiza y Formentera, Ana Gordillo, lamentó que «a la vista está que la finalidad para la que se implementó el impuesto turístico dista mucho de la realidad». Según recordó, son incontables las ocasiones en las que desde la patronal han manifestado que la ecotasa sólo pretendía «engrosar el cajón del gasto corriente en vez de estar dedicada a medidas medioambientales o de turismo sostenible». Gordillo no pasó por alto la situación vivida en estas dos últimas temporadas y lamentó las «consecuencias terribles» que la pandemia ha tenido sobre la economía insular y la principal industria de las islas, el turismo. Por ello, consideró que suspender el pago del impuesto es la medida que más les habría ayudado en estos años de crisis.

«Ya hemos visto las consecuencias nefastas que puede tener para nuestra economía la falta de turistas, por lo que la medida más sensata, y que ya pedimos en su momento, era la suspensión del impuesto», reiteró Gordillo.

En esta misma línea se pronunció el vicepresidente en Ibiza de la Confederación de Asociaciones Empresariales de Baleares, José Antonio Rosselló, quie aseguró ayer que el patrocinio de una gala musical con estos fondos es, como mínimo, «una noticia muy sorprendente» porque «no están para esto». «Tienen que apoyar acciones propiamente contempladas en el impuesto y no este tipo de acciones que deberían sufragarse con otras partidas. Si el Govern considera oportuno financiar un concierto, debe buscar otros instrumentos», manifestó Rosselló.

Ecologistas
Por su parte, el Grup d´Estudis de la Naturalesa (GEN) aseguró que no sólo critican ahora que los fondos del Impuesto de Turismo Sostenible se destinen a pagar un concierto musical, sino que otros proyectos financiados con el gravamen en años anteriores también recibieron en su día el varapalo de los ecologistas.

Noticias relacionadas

«Los criterios para adjudicar los fondos y las actuaciones justificables van mucho más allá de la protección del medio ambiente, que debería ser la prioridad. Nos parece mal que los fondos se destinen a esta fiesta y también nos parece incorrecto que puedan invertirse en una escuela de turismo o en paseos marítimos en Sant Antoni. No es este el reglamento de la ecotasa», reconoció el presidente del GEN, Joan Carles Palerm. Tal como está planteado, con el impuesto no se busca solventar los problemas que provoca el turismo de masas y simplemente se persigue aumentar los recursos disponibles en Baleares, lamentó.

Palerm reiteró que, al crearse la segunda ecotasa, el impuesto ya quedó desvirtuado: «Incluso puede servir para la búsqueda de nuevos mercados o para hacer promoción turística y atraer a más visitantes que provocan un mayor impacto. Tiene menos de ‘eco’ que la primera tasa. Nos extraña que la gente ahora se sorprenda porque es algo que criticamos siempre cuando se anuncian los proyectos a financiar».

El presidente consideró además que, si se pretendía patrocinar un concierto, los fondos deberían haber salido del presupuesto normal de una conselleria.

Amics de la Terra se desmarcó y sí que apoyó que se destinaran fondos de la ecotasa a sufragar este concierto ya que recordaron que la tasa turística sí puede dedicarse a otras iniciativas diferentes y no sólo a proyectos medioambientales.

De hecho, explicaron cómo participaron en una de las comisiones del Impuesto de Turismo Sostenible, que puede servir para desestacionalizar «y es lo que proponen con este concierto», señaló Hazel Morgan.

El conseller de Modelo Económico, Turismo y Trabajo del Govern balear, Iago Negueruela, volvió a responder ayer a las críticas sobre la gestión de los fondos. En la sesión del Parlament de ayer, el PP le afeó que el Govern se haya «cargado» la comisión encargada de decidir el reparto de la recaudación del impuesto turístico, quedando 140 millones de euros al «libre albedrío» del Ejecutivo balear.