Inicio de la procesión del Domingo de Ramos | Irene Arango

La imagen de La Borriquita, que conmemora la llegada de Jesucristo a Jerusalén en el Domingo de Ramos, fue paseada ayer por las calles de la Marina y Dalt Vila y estuvo continuamente rodeada de fieles y turistas que en su visita al casco histórico se topaban con este acto religioso.

La cofradía del Santísimo Cristo del Cementerio era la encargada de trasladar la imagen desde la parroquia de San Salvador hasta la iglesia de Santo Domingo, un trayecto no demasiado largo, aunque no exento de dificultades. La subida de la imagen por el Rastrillo y su paso por el Portal de ses Taules mantuvo en vilo a los centenares de personas congregadas, aunque La Borriquita completó estos tramos sin complicaciones. Mari, una vecina de Vila, quiso acercarse a la iglesia para seguir de cerca la procesión. «Es muy bonito», aseguró. Eladio y Toni, dos de los miembros de la cofradía, comentaban también la alegría de poder volver a salir.

Palmas y fervor en la procesión de La Borriquita por las calles de Vila

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«Hace dos años que no podíamos por la pandemia y en 2019 pudimos celebrar el Domingo de Ramos y nuestra procesión del lunes, pero el Viernes Santo no pudimos salir por la lluvia», rememoraban. Desde la cofradía aseguraron que, a pesar de todo, durante este tiempo se han mantenido activos porque «esta es la parte que se ve, pero esto se va preparando siempre». Otro de los actos destacados ayer fue la procesión y bendición de ramos y palmas por parte del obispo Vicente Ribas.

Los fieles salieron de la iglesia de Santo Domingo y finalizaron el recorrido en la Catedral.