Rafael Adobas, reciente ganador del concurso Kobe International Flute Competition de Japón. | Marcelo Sastre

Rafael Adobas (Ibiza, 1997) ha vuelto a consagrarse como uno de los talentos jóvenes de flauta con más proyección al conseguir el primer puesto en el concurso Kobe International Flute Competition de Japón.

Antes que nada, enhorabuena    por el premio. ¿Cómo se siente?

— Muchas gracias. La verdad es que estoy en una nube y que me reconozcan en mi ciudad todavía más.

Imagino que es el premio más importante de su carrera

—A día de hoy, sí. Me llevé el tercer premio de Carl Nielsen International Competition hace unos años, con galardon especial a la mejor interpretación especia. Este primer puesto en el Kobe lo cambia todo.

¿Qué otros premios ha conseguido?

— He salido ganador del I Concurso Nacional de Flauta «Theobal Böehm» en 2010, el VII Certamen Nacional «Andalucía Flauta» un año más tarde y en 2012 gané el Concurso de Flauta de la Asociación de Flautistas de España. Quedé en segundo lugar en la categoría Superior del X Premio Internacional Andalucia Flauta-AFE. A nivel internacional el tercer premio de Estocolmo en 2019.

¿Cómo ha sido la trayectoria hasta llegar al primer puesto en el Kobe International Flute Competition?

—Previamente todos los aspirantes realizamos una preselección de la que salieron 483 flautistas de todo el mundo ene sta 10ª edición. Tras ello,    se realizaron cuatro rondas que supuestamente iban a ser en directo en Japón. Por motivos del covid y reestricciones, se cambió por enviar una serie de vídeos interpretando diferentes obra.

Lo peor, imagino, es no haberlo podido celebrar in situ

—Sí, el concurso fue todo on-line. De todas formas, la entrega del premio con el resto de los finalista se hará en febrero del año que viene. Así que tocará celebrar allí otra vez.

¿Cómo fueron sus inicios en la música?

—En mi familia desde siempre la música ha estado muy arraigada, aunque de oído. Salvo mi hermana, que toca el piano, no hay nadie más de mis familiares que se haya dedicado a ello. Sin embargo, por afición todos cantan y en cualquier reunión familiar no puede faltar el karaoke.

Seguiste los pasos de su hermana y decidiste formarte profesionalmente.

—Así es. Aquí en Ibiza estuve estudiando en el Conservatori Professional de Música i Dansa ‘Catalina Buffí’ de Eivissa i Formentera. Luego, como todos, me tuve que ir fuera y empecé en la Escola Superior de Música de Catalunya (ESMUC) y, después, pasé a hacer el master de flauta en la Hochschule für Musik und Theatre de Múnich.

Noticias relacionadas

¿Cómo elige un músico el instrumento que va a tocar? Siendo tan joven cuando toca decidir...

—Normalmente es por el registro. Hay gente que tiende a gustarle más los sonidos agudos, otros los graves y es a lo que te sientas atraído. Depende de la personalidad mucho también. En mi caso me gustan más los bajos.

En su caso, con su hermana tocando el piano, ¿por qué te decantaste por la flauta?

—Es una historia curiosa. Yo tendría que haber tocado el piano porque mi hermana tocaba el piano en el Conservatorio y económicamente era más viable para mis padres. En el Conservatorio la adjudicación de los instrumentos va por orden de ránking y yo quedé el primero por lo que podía elegir antes que nadie. Entonces, cuando llegó el día mi padre dijo sin pensarlo, y sin haberlo hablado: «flauta».

Así empezó su travesía con la flauta, por un «error» de su padre.

—Tras ello mi padre fue a hablar con el director para intentar rectificar pero no fue posible. Es cierto que yo ya tenía la flauta en mente y era una de mis opciones. A día de hoy no me arrepiento para nada.

¿Qué le diría a alguien que está empezando en la música?

—Este mundo es muy complicado. Antes de iniciarse tiene que saber que tiene que cogerlo con mucha ilusión y con muchas ganas. Si elige el camino de la música que sea porque honestamente quiere hacerlo. Y que eso lo convierta en su oficio.

Imagino que también ha tenido que sacrificar mucho,

—He dejado de lado muchos planes, tanto de amigos como familiares. Es mucha exigencia, constancia y mucho sacrificio.

¿Qué te llevas de la música?

—Hay dos cosas que me gustan de la música y particularmente de los conciertos. Uno es la adrenalina de los concursos, no saber qué va a pasar. Soy adicto a eso. Lo otro, son las personas. El compartir ese viaje único. Saber que alguien te está escuchando y lo está sintiendo de la misma manera que lo sientes tú.

¿Os preparan para lidiar con la derrota y la frustración?

—No. Desde aquí hago una llamada a los del sistema para que insistan en la preparación mental como asignatura. Hay cosas más importantes y más humanas que dejamos de lado en los resultados.

¿Qué planes de futuro tienes?

—De momento, a nivel académico acabar el máster de flauta que pause en Múnich. A nivel profesional, seguir dando conciertos en muchos lugares y poder compartir el nombre de Ibiza por el resto del mundo.