La Colla de Sant Jordi cuenta con miembros de todas las edades que se han ido sumando a lo largo de estos 40 años.

El Grupo Folclórico Sant Jordi de Ses Salines, conocido popularmente en Ibiza como la Colla de Sant Jordi, cumple este año sus primeras cuatro décadas de vida.

Surgida gracias a una iniciativa de los padres y madres del colegio público del pueblo, ha dejado atrás aquellos primeros días en los que se concibió como una simple actividad extraescolar con la que recuperar las tradiciones y el baile pitiuso para convertirse en uno de los grupos más activos de la isla gracias a que actualmente la componen en torno a 60 balladors, cantadors y sonadors a los que hay que sumar además socios y colaboradores.

Una de las personas que más sabe sobre este grupo, tras vivir en primera persona aquellos primeros días y seguir sigue formando parte de la junta directiva es Pepita Ribas de Can Gibert. Recuerda con una gran sonrisa que lleva en la colla 38 años, siendo de las pioneras y la segunda presidenta. «Aún recuerdo perfectamente como todo empezó cuando se propuso hacer una actividad alternativa a las clases, impartiéndose de enero a abril, pero enseguida, al poco de empezar ya vimos que podía funcionar y empezamos a bailar en nuestro pueblo y en los de alrededor», aseguró este lunes a Periódico de Ibiza y Formentera.

En aquellos primeros tiempos, Ribas recuerda perfectamente «lo importante que fue contar con la ayuda de personas del pueblo de Sant Jordi que habían bailado en otros grupos». Ella fue precisamente una de ellas mientras que en el caso de los hombres fue fundamental la aportación de Toni Petit, un célebre sonador tristemente ya fallecido, «que se animó a enseñar a bailar y tocar los instrumentos tradicionales de Ibiza a aquellos primeros pioneros del grupo».

El grupo ha viajado por distintas partes de Europa como a la localidad italiana de Alberobello.

Entre unos y otros, la Colla de Sant Jordi fue creciendo convirtiéndose en una formación estable que actuaba de forma regular por distintas partes de la isla junto a otras tantas de aquella época. «Aquellos primeros años de los ochenta fueron muy buenos para la recuperación del folklore y la tradición ibicenca porque surgieron al mismo tiempo varias collas con integrantes que trabajaron intensamente por recuperar algo que corría el riesgo de perderse para siempre debido al impacto que empezaba a tener el turismo en la sociedad ibicenca».

Asociación cultural

Doce años después de su creación, en 1994, la Colla de Sant Jordi decidió dar un paso más y constituirse como Asociación Cultural con estatutos y entidades propias.

Algo que, según aseguró Pepita Ribas, supuso un paso muy importante. «Está claro que marcó un antes y un después porque nos permitió hacer muchas más actividades, entre ellas recuperar fiestas tradicionales al estilo de las que se hacían antiguamente, como la del Pou Roig que anualmente celebramos el primer domingo después del 5 de agosto, día de Santa María, o la de la Era de Cas Costes que se organizó por primera vez en 2011».

Gracias a ello, tal y como recordó Ribas, este grupo ha podido realizar durante todos estos últimos años una intensa agenda de actividades paralelas a lo que es el ball pagès. Organizan talleres, charlas, encuentros, caminatas o clases que siempre tienen como objetivo «seguir ayudándonos a luchar por la investigación, la recuperación, la enseñanza, la divulgación y el fomento de nuestras costumbres, nuestra música, nuestro baile y nuestro folklore».

Así mismo, son una presencia habitual y obligada en las fiestas patronales del pueblo de Sant Jordi y en las de Sant Francesc de s’Estany ya que, entre otras cosas, son los encargados del tradicional ball pagès que se celebra siempre después de las misas de los días grandes en Ibiza. Incluso, aún han tenido tiempo para organizar una Mostra Folklórica que ha contado con la presencia en Ibiza de grupos llegados de distintas partes de España y, desde 2007, una Xacota Pagesa con motivo de las fiestas de Navidad.

«Muy buena salud»

Actualmente, la Colla de Sant Jordi demuestra estar en plena forma tras cuatro décadas de existencia.

Según Pepita Ribas está formado por un centenar de miembros, entre balladors, balladoras, músicos y simpatizantes «que siempre están en un segundo plano dispuestos a echar una mano cuando más se les necesita».

En este sentido aseguró que uno de sus mayores secretos es como se ha ido transmitiendo de generación en generación. «Lo más bonito de este grupo es que somos una gran familia, repleta de amigos de todas las edades, que hemos ido compartiendo muchas cosas en torno a nuestra pasión por la isla de Ibiza y por eso es maravilloso ver como se va incorporando gente joven con niños pequeños que llegan con muchas ganas a pesar de que algunos están empezando a saber andar».

De hecho, la propia Ribas es un ejemplo. «Estoy tremendamente orgullosa de ver como en mi familia la Colla de Sant Jordi sigue muy viva gracias a que mis dos hijos, Jordi y Edu, y mi hija Esther han seguido con la tradición y como ellos se lo han inculcado a mis propios nietos».

Ensayos los viernes

Por todo ello, desde la Colla se anima a todo el mundo a probar algún día y acercarse a conocerlos. «Con el coronavirus lo hemos pasado un poco regular ya que durante casi dos años hemos tenido que estar ensayando de manera online, sin podernos ver las caras y sin interactuar entre nosotros, pero ahora seguimos ensayando los viernes en el CEIP Sant Jordi con más ganas que nunca a pesar de que yo, personalmente, pensé que tal vez mucha gente podría acabar por desanimarse».

Nada más lejos de la realidad porque, tal y como asegura Ribas con una gran sonrisa, «las tradiciones, el folklore, el baile y la música de Ibiza sigue más viva que nunca».