Un vecino pasea, de buena mañana, por la calle Gaspar Puig. | Toni Planells

Gaspar Puig fue un ‘mestre d’obres’ del siglo XVI que trabajó en la reparación de las murallas medievales y en la construcción de la fortaleza renacentista. En el siglo XXI, Gaspar Puig es el nombre de una calle de Vila que nace en Bartolomé Roselló y desemboca en la calle Diputat Josep Ribas.
Una vía modesta, que recibe a decenas de vecinos llegados desde Es Pratet. La calle, de 160 metros de largo, alberga tres supermercados, dos panaderías y pastelerías, el taller de motos y una cafetería.
Ángeles y Salvador son vecinos del barrio desde hace 50 años. «Cuando llegamos era una zona muy tranquila, ni siquiera circulaban coches. Ahora no paran de pasar», recordaba Ángeles, a lo que Salvador añadía un contundente «¡pero se vive muy bien!».

Servicios necesarios

Una calle con los servicios necesarios y que los vecinos describen como «tranquila», pero también señalan que hay una gran muchedumbre de personas en la vía cada día. Antonio ha sido vecino de esta calle durante más de 30 años y subraya que es habitual la presencia de muchas familias por los alrededores de la zona ya que la entidad Cáritas Ibiza está a pocos metros de esta calle. «Ya lo ves, es una calle muy transitada. Entre los que van a los Apartamentos El Puerto y los que van a la panadería, siempre verás a gente», comenta Óscar desde la puerta de su taller, Casa Manolo.

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Falta de mantenimiento

Asimismo, algunos vecinos se quejan de que la zona está descuidada. «Lo peor son los olores, deberían limpiar más», resalta un residente. Dolores coincide con las quejas de Óscar. «Está muy sucio. Mi nieto no quiere pasear por esta zona (señala hacia Carlos III) porque no huele bien. Sin embargo, esa zona (señala hacia Felipe II) está más limpia. Es una calle alegre».

«Lo mejor son los comercios», coinciden varios de los vecinos encuestados por Periódico de Ibiza y Formentera. Como Miguel, que visita esta calle a diario «para comprar algo para el desayuno». Lili y Marisa, del supermercado S’Hora Nou, consideran que lo mejor son los clientes del barrio. «Son vecinos de toda la vida», indican. Montserrat es clienta de Can Bufí y vecina del barrio desde hace 50 años, y defiende que esta calle tiene tres puntos clave para ella.

Señala que uno es la comida preparada, que le soluciona la vida, el segundo son los supermercados y el tercero es Casa Manolo, el taller que le ha arreglado la moto toda la vida». El epicentro de la calle se sitúa en Es Cantonet, la cafetería en la que trabaja Eduardo. Explica que a primera hora de la mañana, y a última, transita mucha gente. «Es una calle con gente maja. Hay muy buen ambiente y todos nos conocemos por aquí. Aunque también pasan turistas. Por ejemplo, el otro día estuvo Zidane desayunando con su familia», relata este vecino.