La familia de alpacas ibicencas crece a pasos agigantados en la isla. La granja Es Currals dio el viernes la bienvenida a dos nuevos bebés llamados Denis Denis y Brel, que nacieron en el transcurso de dos horas. Un nacimiento muy especial que se ha adelantado varios días, según Bart Cop, uno de los propietarios de Es Currals Alpacas Ibiza, una espaciosa granja en las alturas de la isla que tiene como principales protagonistas a estos camélidos andinos. «Pensábamos que nacerían en Navidad, pero se han adelantado. Ahora quedan cuatro hembras embarazadas. Imaginamos que darán a luz en los próximos días», señala Bart.

A pocos metros de él, una mujer sentada en un asiento sin respaldo teje a mano en su telar de madera tradicional. La pequeña y diáfana habitación colmada de bustos y maniquíes muestran las prendas de vestir que esta artesana belga confecciona con lana natural: ponchos, jerséis, chales y bufandas de alpaca inundan este cálido lugar en es Figueral. Esta tejedora experta es San de Wilde, la mujer de Bart que se instaló hace cuatro años en Ibiza junto a su marido

«La lana de las alpacas es la mejor del mundo. Es muy suave e impermeable. La fibra recién esquilada de nuestras alpacas se recoge y se lava varias veces a mano. Luego se carda manualmente para preparar el hilado de la lana», destaca el propietario Bart Cop mientras acumulaba grandes balas de heno para sus animales. «Estamos enamorados de ellas y de Ibiza. Actualmente mantenemos un rebaño de 16 camélidos, pero empezamos solo con cinco animales: dos machos y tres hembras. El año pasado compramos seis más a un amigo de Bélgica que se dedica a la crianza de alpacas», señala Bart haciendo hincapié en cómo ha crecido el rancho desde entonces.

«Trabajar en una granja es una labor muy dura y extenuante. Dedicamos doce horas cada día al cuidado de nuestras alpacas porque son animales muy sensibles que se pueden morir en dos días si no reciben los cuidados necesarios. Por eso, es importante conocer sus peculiaridades», explica Bart mientras toca el vellón esponjoso y abundante de Lewis, el macho encargado de aparearse con todas las hembras adultas del rebaño.

Pero no está solo, ya que las alpacas necesitan compañía para no morir de soledad, así que comparte cuadra con Mojo, el otro macho que tiene el rebaño.

«Este camélido está castrado para evitar una rivalidad entre ellos», relata mientras observa a Mojo, un animal con el pelaje más desaliñado y menos abundante que su compañero de establo.
«Lewis es nuestro semental porque es un animal único y especial. Estamos comercializando con la mejor fibra natural, puesto que Lewis ha sido campeón de Europa por la alta calidad de su lana. El pelo les pesa entre 5 y 10 kilos», destaca este granjero belga puntualizando que el hilo de alpaca es de los más cotizados y demandados del mundo.

Sin ir más lejos, de cada animal, San puede tejer entre cinco y diez prendas que comercializa bajo la marca Wishfulfilling Weaving, en un proceso de elaboración completamente artesanal. «Nuestro objetivo al fundar esta granja era dar impulso a la cría de alpacas en la isla mientras vendíamos la mejor lana de Europa», apunta Bart con ademán de satisfacción.

Separados

Bart relata que los machos están separados todo el año de las hembras, salvo en los momentos en los que van a criar. Esta separación se debe a que ellas no tienen celo, por lo que los machos pueden estar continuamente montándolas. «Las hembras están dispuestas a tener crías en cualquier momento, son fértiles todo el año y tienen una gestación que ronda los 11 meses. Eso sí, solo pueden tener una cría», añade el propietario de Es Currals. En este sentido, señala que para que sea una familia de alpacas no van a sobrepasar el límite de 25 animales. Hay un tercer establo muy cerca de la cuadra de las hembras y es la parcela que corresponde a los machos jóvenes, que son hijos de las dos primeras alpacas que llegaron a la isla.

«El camélido más famoso de la isla es Chet, fue la primera alpaca nacida en Ibiza», resalta Bart mientras acaricia el pelaje de este afable animal. Una afabilidad que, según este apasionado belga, solo tienen las seis alpacas nacidas en Ibiza. Relata que son las únicas que se dejan acariciar porque el resto, al haberse criado bajo un sistema de crianza intensivo en Europa, es mucho más remiso.

Condiciones climáticas

Respecto a las condiciones climáticas, Bart subraya que sus alpacas se han adaptado al clima del norte de la isla «sin ningún problema», ya que este tipo de animal, originario de Perú, Bolivia y Chile, está presente en todo el mundo, pese a que la crianza de alpacas todavía es algo incipiente. «El clima de Ibiza es bueno especialmente en invierno y otoño, en verano hace demasiado calor. Por eso, en época estival, les damos una ducha fría tres veces al día», detalla.

Sin duda, las características peculiares de estos animales llaman mucho la atención. Sin ir más lejos, Bart explica que la fibra de alpaca presenta una importante variabilidad de colores. «Hay 22 colores oficiales diferentes y siete de ellos los puedes encontrar en este rebaño», apunta este ex periodista musical haciendo hincapié en que Ibiza es el único lugar que cuenta con cuatro alpacas naranjas debido al terreno de tierra anaranjado del rancho.

Otra de las peculiaridades es que estos animales, pese a tener tres estómagos, tardan 65 horas en hacer la digestión. «Comen todo el día heno, un pienso especial y un poco de alfalfa, que es heno con flores secas. También comen algarrobas, pero hay que limpiarlas bien porque las alpacas son diabéticas de nacimiento», subraya al mismo tiempo que muestra varias bolsas de Alcaca, el abono de estos camélidos que, según Bart, es el más fuerte del mundo.

«No huele a nada y funciona muy bien para la plantación de los huertos. Es la Viagra de las plantas», puntualiza Bart antes de abandonar una de las habitaciones más acogedoras de la granja, un espacio muy especial que alberga varios dibujos de alpacas elaborados por los niños que han visitado Es Currals Alpacas Ibiza.