Imagen de ses Feixes de Vila este jueves tras el último incendio. | Daniel Espinosa

Un día después del infierno vivido este miércoles en ses Feixes en la ciudad de Ibiza, el panorama que se aprecia en la zona es desolador y el ambiente que se respira es de pura tristeza. La ceniza y las tonalidades oscuras han bañado esta delicada parte de la ciudad de Ibiza tras casi 6 horas desde la declaración del incendio hasta que los equipos de bomberos consiguieron extinguir del todo el fuego.

De pulmón verde a polvorín

Mediodía infernal en ses Feixes de Vila, un pulmón verde convertido en polvorín. Seis años después, el cañaveral volvió a ser pasto de las llamas por un virulento incendio que mantuvo en jaque a los efectivos de emergencias durante tres frenéticas horas. El primer balance del Ibanat eleva a tres hectáreas la superficie devorada por las llamas.

El incendio de este miércoles no ha sido tan devastador como el desatado el 6 de marzo de 2017, pero fueron muchos los paralelismos. Igual que seis años atrás, el fuego se declaró a mediodía. Como aquel día, las rachas de viento se convirtieron en un aliado de unas llamas que arrancaron en un punto muy próximo al de 2017. La falta de limpieza de la zona hizo el resto.

«Esto era cuestión de tiempo. ¡Qué barbaridad! ¡Qué lástima!», apuntaba un vecino de Vila mientras seguía el avance de las llamas apostado en una saliente de la pasarela que cruza la E-10 a la altura de Juan XXIII. El incendio no había hecho más que arrancar. A los pies de la pasarela, cuatro efectivos de la Policía Local de Vila cortaban a la    carrera la circulación por el tramo del cinturón de ronda comprendido entre Juan XXIII y la rotonda de los podencos. El sonido de sirenas se multiplicaba y el trasiego de vehículos de emergencias aumentaba minuto a minuto. La experiencia de lo vivido seis años atrás estaba muy presente entre los medios activados. El Ibanat decretaba el nivel potencial 1 dada la proximidad de viviendas.

Sobre el terreno, los bomberos se desplegaban por el aparcamiento de es Pratet para atacar la    cola del incendio. Paralelamente, efectivos del Ibanat tomaban posiciones en el cinturón de ronda, utilizado como cortafuegos.

Enormes llamas

Las lenguas de fuego superaban los cuatro metros de altura y en cuestión de minutos se incorporaba un helicóptero del Ibanat para atacar las llamas desde el aire.   

El incendio iba cogiendo fuerza y la Policía Local también restringía el paso por la avenida Santa Eulària. Las llamas avanzaban de forma vertiginosa y en torno a las 12.30 horas los agentes ordenaban el desalojo y cierre de la pasarela de Juan XXIII.

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Tras cada descarga del helicóptero, los puntos calientes emanaban una densa columna de humo negro que segundos después daban paso a grandes llamaradas que alcanzaban varios metros de altura. Algunas de ellas superaban las torres del tendido que cruzan el cañaveral que ya ha sido el escenario de varios incendios. En la mente de los vecinos, el fuego que en 2017 arrasó todo el cañaveral en un día con similares condiciones meteorológicas.

«Es una lástima. Se va a quemar todo otra vez», apuntaba Sofía, apostada bajo la pasarela donde se concentraban decenas de vecinos grabando con sus móviles las amenazantes llamas.

La densa columna de humo era visible desde varios puntos de la isla y la «lluvia de ceniza» se extendía por puntos de Puig d’en Valls.

A las 14.25 horas el Ibanat daba por estabilizado el incendio de gravedad potencial 1. Un cuarto de hora después, a las 14.40 horas, la cuenta de Twitter del Ibanat indicaba que el incendio estaba controlado con una afectación aproximada de 3 hectáreas de cañaveral. Y a las 18.21 horas se dio por extinguido.

A primera hora de la tarde los medios terrestres desplegaban centenares de metros de mangueras por la zona cero del incendio para apagar los últimos puntos calientes y refrescar la zona.

«Nido de ratas»

A la espera de confirmar el origen del fuego, el incendio de este miércoles ha vuelto a calentar los ánimos de los vecinos de la zona y, especialmente, de los propietarios de ses Feixes. «Vila es como el perro del hortelano: ni come ni deja comer. A los propietarios no nos dejan hacer absolutamente nada, pero ellos tampoco limpian y ses Feixes es un auténtico nido de ratas. Luego pasa lo que pasa… una colilla y todo calcinado», lamentó la presidenta de la Unidad de Actuación 12 (ses Feixes), Isabel Tur, quien recordó que no se trata de grandes fortunas y que en su día ya abonaron «50 millones de las antiguas pesetas y le cedimos terrenos al Ayuntamiento».

«El Ayuntamiento no nos deja hacer nada, nos prohíbe cualquier actuación pero ellos ni limpian ni hacen nada. Estamos atados de pies y manos. Los políticos han decidido que quieren los terrenos pero no hacen absolutamente nada, solo se dedican al postureo, a paralizar y judicializar», lamentó Tur.

Seis años después el problema sigue siendo el mismo con basuras que se acumulan y asentamientos que convierten la zona en algo similar a una bomba de mecha corta.