Un momento de la jornada de puertas abiertas en el centro de Vila.

«A lo mejor haría falta en la sociedad algo más de educación en capacidad de detección del espectro autista, porque en la etapa escolar son los propios profesores los que detectan en muchos casos estos síntomas o señales de alerta ya que los padres no se habían enterado». Así lo ha señalado hoy Daniel Morales, padre de Jose, un niño de cuatro años con Trastorno del Espectro Autista (TEA) durante la jornada de puertas abiertas que ha realizado la asociación Apfem con el fin de dar a conocer esta enfermedad a la sociedad ibicenca.

Daniel Morales ha expuesto su experiencia personal a aquellos familiares, pacientes y personas en general que se han acercado esta mañana a las instalaciones de la asociación en Vila para conocer de primera mano este trastorno. «Mi hijo lleva dos años y medio en Apfem porque su madre, que es profesora, lo detectó pronto ya que estaba un poco más alerta en los síntomas precoces».

En ese tiempo «los síntomas han variado mucho» ya que el TEA, «a medida que se va trabajando, los síntomas pueden llegar a desaparecer o controlarse». En el caso de su hijo Jose «nunca mantenía el contacto visual, no te miraba directamente a los ojos. Estaba como encerrado», ha explicado este padre. «Si señalabas algo con el dedo, miraba el dedo, y no el lugar al que señalabas», ha manifestado. Con este tiempo que ha pasado en terapia en Apfem «ha aprendido a mantener el contacto visual, a saber que la cara es la fuente de expresión y comunicación de las personas, ha aprendido a jugar… en definitiva, las bases que crean el contacto social».

Daniel ha explicado a su vez que su hijo va al CEIP Can Misses, donde la relación con sus compañeros es buena. «Es muy importante no hacer un tabú del espectro autista, no esconderlo porque no es nada malo, simplemente hace falta comunicación. Si a tu hijo le gusta jugar solo o tiene una condición que a los otros les puede resultar extraña, simplemente tienes que explicarlo abiertamente para que le ayuden a la tan ansiada inclusión».

Laura es también madre de un niño de cuatro años que, aunque todavía no tiene un diagnóstico exacto, posiblemente sea Trastorno del Espectro Autista». Esto le llevó hace dos años a ir con su pequeño a Apfem «donde la evolución de mi hijo está siendo muy buena». Laura ha relatado que en las sesiones su hijo «recibe mucha estimulación respecto al habla y el comportamiento», lo que le ha provocado una notable mejoraría porque «entre otras cosas, ya son más leves las frustraciones y empieza a hablar», de lo que se ha mostrado «muy contenta».

La presidenta de la asociación, María Augusta Mora, ha recordado que con esta jornada de puertas abiertas se pretendía conmemorar el Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo, que se celebró el pasado mes de abril, y no había mejor forma que mostrar al público todo lo que hace Apfem al respecto.

Por su parte la del Área de Autismo y Discapacidad Intelectual de Apfem, Noemí Castelló, ha destacado la importancia de dar a conocer el autismo y de «romper esas barreras que muchas veces somos nosotros mismos quien las ponemos a las personas con autismo». Además, ha explicado los diversos servicios y actividades con los que cuenta la asociación para las personas, niños y adultos, con este tipo de trastorno.

Uno de estos servicios está destinado a niños de 0 a 6 años «y se trabaja tanto en el centro como en el domicilio o el entorno del niño», ha subrayado Castelló. «El objetivo es trabajar socialización, autonomía, inclusión, juego, lenguaje», y todas las demás áreas influyentes en el desarrollo del menor.

Otro de los proyectos que está desarrollando Apfem va dirigido a niños de entre 6 y 12 años con dependencia. En este caso el objetivo es «trabajar la inclusión en el entorno, la autonomía y la socialización, por eso es un servicio que se trabaja en casas, en clubes deportivos y en todos esos sitios en que los que el menor pueda tener dificultades a la hora de relacionarse o dificultades en su desarrollo».

A partir de los 16 años la asociación trabaja en el servicio ocupacional la preparación del adolescente con autismo al mundo laboral, al deporte, al ocio, la inclusión y la socialización. Finalmente, según ha avanzado Noemí Castelló, está en vías de autorización y de concierto, «aunque esperamos que sea a corto plazo, la vivienda en la que trabajará la autonomía de las personas con autismo» para que puedan manejarse de la mejor manera posible en la sociedad