Tres niños disfrutando de la playa en Ibiza en una imagen de archivo. | Daniel Espinosa

El pasado año se registró una leve mejoría en lo referente a la calidad de las aguas de baño de Ibiza según los datos analizados por la Alianza por el Agua para el Informe de Sostenibilidad de Ibiza 2022 que actualmente está elaborando el Observatorio de Sostenibilidad de IbizaPreservation. Así, en 2022, y según los datos que obtenidos del Govern Balear y del Ministerio de Salud, fueron 21 las zonas de baño calificadas como «excelentes», una más que en 2021. Como novedad, el año pasado se incorporó como punto de muestreo la playa de «Es niu blau», en Santa Eulària, cuya calidad fue excelente, mientras que se ha dejado de monitorizar «Cala Xuclà». En cambio, las playas en las que se registró un descenso de la calidad de las aguas de baño son Cala Bassa, que ha pasado de calidad «excelente» a «buena»; y la de Portinatx que ha pasado de «buena» a «suficiente»; mientras que la de Cala Pada ha mejorado su situación pasando de «buena» a «excelente». Los demás puntos de baño han mantenido su calidad.

Otro dato positivo, según indica Itziar Arratibel, coordinadora del Observatorio de Sostenibilidad de IbizaPreservation, es que también los episodios de contaminación por bacterias fecales disminuyeron en 2022 respecto de 2021. «El año pasado se realizaron muestreos en 41 puntos de baño diferentes; de estos, 4 ofrecieron valores superiores a los permitidos legalmente debido a contaminación por bacterias fecales», explica Arratibel quien asegura que, pese a ello, estos datos constituyen una «notable mejora, ya que en 2021 se dieron 20 eventos en 13 puntos distintos». De esta forma, a lo largo del periodo estival de 2022 se recomendó no bañarse en una única ocasión tanto en la Platja des Pouet, en el centro de la bahía de Sant Antoni, en la Platja de Santa Eulària como en s’Illot, en Sant Joan.

En lo referente a la evolución histórica de la calidad de las aguas de baño desde 2010, se aprecia una disminución gradual muy significativa de la calidad de las aguas de baño en Ibiza ya que en el año 2010 la totalidad de, las aguas analizadas fueron clasificadas como «excelentes»; sin embargo, la calidad ha descendido en el 48,8 % de los puntos de muestreo a lo largo de los últimos 12 años. La coordinadora del Observatorio, explica que «este descenso cualitativo de las aguas de baño a nivel municipal no se presenta de manera homogénea».

Según Itziar Arratibel, en el caso del municipio de Ibiza, la calidad ha disminuido en los 3 puntos de muestreo localizados en la playa de Talamanca y en Figueretas. Mientras tanto, en San Antonio la pérdida cualitativa se ha dado en 5 localizaciones de las 6 en las que se lleva a cabo el muestreo. De estas, 3 se encuentran en la zona de la bahía, 2 con calidad «suficiente» y un punto con calidad «buena»; además, en la playa des Pouet, en Cala Gració y en Caló des Moro la calidad es «buena»; mientras que en Cala Salada se mantiene la calificación de es «excelente».

En lo referente a Santa Eulària, son 3 las zonas de baño que ha descendido de calidad en estos 12 años: pasan de calidad «excelente» a «buena» las playas urbanas des Riu y de Santa Eulària, y la playa de Cala Llonga. Asimismo, en las zonas muestreadas del municipio de Sant Joan la calidad de las aguas ha disminuido en 4 puntos de muestreo: en el Port de Sant Miquel y Benirràs la calidad ha pasado a ser «buena», y en s’Arenal y Portinatx ésta ha descendido a «suficiente».

Por último, en Sant Josep el descenso se ha dado en 5 puntos de muestreo, concretamente as de Platja des Pinet, Badia de Sant Antoni, Port des Torrent, Cala Bassa y Cala Vedella, calificadas en 2022 como «buenas». Por todo ello, desde el Observatorio de Sostenibilidad de IbizaPreservation, celebran la ligera mejora registrada respecto de 2021, pero insisten en que lo óptimo es lograr que todas las aguas de baño de la isla de Ibiza vuelvan a ser «excelentes» no solo para garantizar la salud humana de las personas que disfrutan de dichas aguas, sino muy especialmente, para asegurar el estado óptimo de la biodiversidad marina que se ve afectada por la degradación de las aguas registrada desde 2010.