Emergencias aconseja no hacer ejercicio cerca de la zona del incendio, cerrar puertas y ventanas y si no queda más remedio que estar cerca habría que usar mascarilla FFP3. | Irene Arango

La Unidad Militar de Emergencias se ha sumado este miércoles a las labores de extinción del incendio de la planta de biomasa de la zona de sa Coma y Montecristo, activo desde hace ya más de dos semanas. El destacamento, que incluye un total de 64 militares y 21 vehículos, se ha desplazado a la isla tras la activación del nivel 2 de emergencia del Plan Territorial de Protección Civil de Baleares, o Platerbal. Con su ayuda se prevé que el fuego quede completamente apagado en un plazo de una semana y que las cantidades de humo disminuyan.

Efectivos de la UME, charlando con otros compañeros de Bomberos de Ibiza y Emergencias del Govern.
Foto: Daniel Espinosa.

Toni Bernat, director técnico de operaciones de Platerbal, se muestra optimista en la evolución de una situación que lleva alargándose muchos días: «Hoy [por ayer] somos unos 70 efectivos trabajando, y a eso hay que sumarle la UME. El número varía mucho, por momentos». Sin la intervención de esta ayuda se esperaba que el incendio se pudiera alargar tres semanas más, asegura Bernat. Sin embargo, ahora tienen calculados siete días de trabajo para terminar de extinguir las brasas: «Es lo que esperamos, pero todo esto puede variar dependiendo de lo que encontremos. Si hay mucho material en combustión, irá más lento, si bien calculamos que en una semana tendremos bastante avanzada la labor, si no terminada».

La UME llegó temprano a la isla con una avanzadilla compuesta por 18 militares y cuatro vehículos, tres de ellos autobombas y otro de comunicación. Esta primera columna no perdió el tiempo y se unió a los bomberos en la planta de biomasa para empezar a trabajar en las labores de extinción. A eso de las 20:00 horas desembarcó el grueso del convoy, con otros 46 militares y 17 vehículos preparados para los incendios de aire industrial, como este. El servicio de emergencias se ha sumado al personal del Ibanat, del Ayuntamiento de San Antonio, de la empresa que suministra el agua y del Servicio de Extinción de Incendios y el Servicio de Medio Ambiente del Consell.

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Este incendio, indica Bernat, conlleva algunos peligros que pueden provocar la expansión del fuego: «Cuando la brasa llega a la superficie de la biomasa, como es material muy pequeño puede inflamarse y esparcirse a los alrededores creando incendios agrícolas y forestales». Explica que este suceso ocurrió el sábado pasado por la noche en un momento que se dejó desatendido el lugar. «Es dedicado el trabajo, no lo podemos dejar de lado», admite el director técnico de operaciones de Platerbal.

Asimismo, la otra amenaza que presenta el incendio se encuentra en las enormes cantidades de humo que desprende que, como ha informado Periódico de Ibiza y Formentera, afectan a vecinos y trabajadores de la zona en su día a día. «El humo afecta no solo a las viviendas, también a la carretera», apunta Bernat. Desde los servicios de emergencias del 112 hacen una serie de recomendaciones para combatir esta realidad hasta que se extinga el fuego: «Es aconsejable no hacer ejercicio, especialmente en las zonas más cercanas a la planta de biomasa. En las viviendas, si llega el humo directamente, cerrar puertas y ventanas y controlar que si se pone el aire acondicionado se quite la aportación de aire exterior, igual que en los vehículos. Y si se tiene que estar mucho por aquí, recomendamos una mascarilla FFP3».

Por todo ello, Bernat incide en la ayuda que supondrán los equipos de la UME, especialmente de sus vehículos especializados, para controlar las cantidades de humo. Además, el director técnico de operaciones adelanta que el servicio de atmósfera recogerá datos sobre la calidad del aire en el barrio. Explica, a vez, que el agua no es la herramienta principal con la que combatir este tipo de incendios: «No se trata de apagar el fuego. Se trata de ir con maquinaria retirando todo el material e ir separándolo en montículos separados para poderlos controlar». Este es un trabajo que describen como «laborioso» ya que implica mover unos 45.000 metros cúbicos de restos orgánicos en un terreno que abarca más de una hectárea.