El conseller Juan Manuel Lafuente, minutos antes de la entrevista con los periodistas Toni Ruiz y Gisela Revelles.

El conseller baleardel Mar y del Ciclo del Agua, José Manuel Lafuente, mostró este miércoles su confianza en que la nueva depuradora de Ibiza entre en funcionamiento entre los meses de marzo y abril de 2024. Así lo explicó en el programa Bona Nit Pitiüses (BNP) de la Televisió d’Eivissa i Formentera (TEF), que empezó este miércoles su nueva temporada. Lafuente afirmó que su conselleria, junto con el Consell de Ibiza y el Ayuntamiento de la capital de la isla trabajan con el Gobierno central para que esta infraestructura pueda estar lista «cuanto antes» pues, según subrayó, «es una cuestión urgentísima».

El conseller, que se reunió en su primer viaje a Ibiza con el presidente insular, Vicent Marí, y con los representantes de los cinco ayuntamientos de la isla, ha explicado que los retrasos que sufre ahora la depuradora son debidos a las conducciones. Sin embargo, mostró su confianza en que los problemas puedan ser solventados y que la infraestructura entre en funcionamiento pronto porque, aunque «no es el remedio a todos los males, sí que arregla un déficit importante en materia de agua».
Lafuente recordó durante la entrevista que Ibiza necesita una fuerte inversión en lo relacionado con la gestión del agua y ha desgranado las infraestructuras que deben ser modernizadas: desaladoras, pozos, conducciones, control de fugas, recogida de aguas sucias, depuración y emisarios, entre otras. «Hay que hacer una inversión importante», según indicó, «ahora se ha hecho una primera valoración y hay que ver lo que es más urgente».

Fecales
Sobre los problemas de vertidos de fecales en el mar o en torrentes como el de sa Llavanera, José Manuel Lafuente precisó que le preocupan «muchísimo». En este sentido, el conseller señaló en BNP que el departamento ya comenzó a evaluar la situación en julio y que, de momento, ya ha salido a adjudicación la construcción de un nuevo emisario en Santa Eulària. «En el agua no se ven las cosas», explicó en referencia a las inversiones en sí, «pero los fallos sí que se ven».

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El conseller se refirió también durante la entrevista a la transferencia de las competencias en materia de costas y litoral, que entró en vigor el pasado 1 de julio y que ha llevado al Govern a crear un nuevo departamento que, sin embargo, carece del personal necesario en estos momentos. Lafuente prefirió no criticar al anterior Ejecutivo, responsable de la negociación de la transferencia con el Estado. Sin embargo, sí dejó claro que la dotación negociada, así como el personal transferido, son insuficientes. «Yo pensaba que tendría un departamento en funcionamiento», según lamentó, «pero es una competencia sin personal y transferida parcialmente porque los cánones, la posibilidad de informar en contra y los deslindes siguen en manos del Estado».

Lafuente confirmó que, en la actual situación, Ibiza solo tendrá un vigilante de Costas por lo que habrá que esperar a que el Govern logre sacar adelante las plazas necesarias para completar la plantilla. El conseller considera que sería posible «renegociar con el Estado» y conseguir una mejor transferencia. No obstante, ha recordado que para esta nueva negociación hace falta «voluntad de las dos partes» y no cree que el Gobierno en funciones de Pedro Sánchez esté en esta situación.

Formentera
En cuanto a Formentera, José Manuel Lafuente explicó que la nueva Ley de Costas tendrá que ser respetada mientras la comunidad autónoma intenta negociar con Madrid la posibilidad de redactar su propia legislación al respecto. Apuntó que Galicia, Andalucía y Cataluña ya trabajan en este sentido y ha subrayado que es necesario que las comunidades costeras puedan adaptar la legislación «a sus realidades».

Lafuente, finalmente, indicó que su departamento busca ahora soluciones «técnicas» al problema de la balsa de riego de Formentera, que sigue vertiendo agua salada, lo que imposibilita su utilización. Sobre este problema, el conseller explicó que la depuradora no está preparada para desalar el agua y, además, las propias conducciones no se encuentran en buen estado. «Sale agua limpia», según concluyó, «pero salada».