En ses Feixes residen muchas personas que no consiguen vivienda en otros puntos de la isla. | Irene Arango

La concejal de Bienestar Social del Ayuntamiento de Ibiza, Lola Penín, ha asegurado este miércoles que el Consistorio ya atiende a las personas que malviven en el interior de ses Feixes d’es Pratet. Tal y como publicó Periódico de Ibiza y Formentera, en esta zona protegida de la ciudad, residen de forma ilegal y sin reunir las más mínimas condiciones numerosas personas en situación de vulnerabilidad. Esto ha generado, además, una gran preocupación entre los vecinos del barrio, tal y como ha declarado a este periódico la presidenta de la asociación de residentes en el barrio, Carmen Cárcel.

Lola Penín ha señalado que «las personas que viven ahí están atendidas por los servicios sociales». Además, los técnicos de este departamento las visitan «periódicamente» para hacerles «un seguimiento», por lo que conocen de primera mano cuál es su situación. A muchas de ellas, además, «se les han ofrecido los recursos de que dispone el Ayuntamiento».

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Según las cifras que ofrece el Consistorio, en ses Feixes d’es Pratet hay contabilizadas un total de 10 infraviviendas. La mayoría de las personas que residen en estas «se han derivado a sa Joveria o a otros lugares». Algunos ellos «van a dormir» a este establecimiento. Enfrente del Club Náutico, «hay unas 15 personas».

Decenas de personas han convertido ses Feixes d’es Pratet en su lugar de residencia. La gran mayoría se encuentran en una situación grave de vulnerabilidad. Es el caso del matrimonio formado por Esmeralda Llanos y Wilson Sánchez, que han perdido la custodia de sus cinco hijos porque, aseguran, no logran encontrar un piso. Él cobra 800 euros de paro y ella está a la espera de comenzar a trabajar en un taller de Cáritas. Otros de los residentes en lo que ellos mismos llaman «las favelas de es Pratet» es Fabián Benítez, que llegó a Ibiza procedente de su Ecuador natal hace 23 años y que, por diversas circunstancias, se ha visto obligado a vivir ocupando la casa del camí de can Murtera: «Llevamos meses aquí porque lo de la vivienda está muy mal. Yo ahora he encontrado trabajo pero los precios de las casas son muy caros. Al final, solo trabajas para pagar. Yo tengo, incluso, la nacionalidad española pero te ponen condiciones para alquilar que no se pueden cumplir».

A lo largo del camí de can Murtera, se han ido instalando personas en tiendas de campaña. Enfrente del Club Náutico, los almacenes casi en ruinas se han convertido también en residencias improvisadas para personas que no tienen otra alternativa. Lo mismo sucede en el interior del cañaveral. La situación preocupa a los vecinos quienes, según ha explicado Carmen Cárcel, sienten incluso inseguridad. En el caso de la casa ocupada de can Murtera, recuerda, «no hay ningún permiso ni ningún control d nada y tienen hasta una cocina en el exterior». «Puede haber incendios y los vecinos ni siquiera abren las ventanas porque tienen allí a esta gente defecando y orinando en medio del camino y esa es la parte más peligrosa», concluye.