Muchos aprovecharon para conocer la ciudad y realizar algunas compras. | Moisés Copa

El puerto de Ibiza recibió este miércoles la llegada del crucero Reinassance. Esta imponente embarcación, con capacidad para 1.264 pasajeros y 588 miembros de tripulación, es la última que espera recibir Ibiza en este 2023. Tras parar en Menorca, Mallorca y Barcelona, el Renaissance zarpó ayer por la tarde a Cartagena en una de sus habituales rutas por el Mediterráneo.

Como es habitual, el desembarco de este crucero provocó la llegada de decenas de visitantes dispuestos a descubrir la ciudad de Ibiza las pocas horas que estaban en tierra hasta su marcha a las 19.00 horas. A primera hora de la mañana, por el centro y el puerto de la ciudad paseaban algunos de ellos, cargados de mochilas y maletas. Algunos de ellos aprovecharon para visitar el casco histórico de Dalt Vila y otros para ojear algunas tiendas del puerto. En esta ocasión, la mayoría de visitantes eran de origen francés, dado que la compañía es originaría de allí. «Es la segunda vez que viajamos en crucero y la primera que visitamos Ibiza. Me parece una buena forma de hacer turismo por varias ciudades», señaló Stephanie, una francesa que junto a su familia recorría el casco histórico de Vila. Otros, sin embargo, no encontraban con qué actividad disfrutar la jornada que disponían en la isla blanca. «Es invierno y nos esperábamos Ibiza más tranquila pero no así», explicó Francesca, quien paseaba junto a su marido Pietro, refiriéndose a la mayoría de comercios y tiendas del puerto de la ciudad.

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En este sentido, hubo disparidad de opiniones respecto a las ventas que trajeron estos nuevos turistas para muchos comercios de la zona. Sin embargo, todos coinciden en que, pese a que es algo positivo para la isla especialmente en temporada baja, este desembarco de turistas no se notó distinto a cualquier jornada habitual. «Los turistas que viajan en crucero no son un perfil que gaste mucho en tiendas o bares. Prácticamente lo tienen todo incluido en el barco», señaló una camarera del restaurante Café Mar y Sol, ubicado frente al puerto de la ciudad. Para otros locales, como es el caso de la tienda de ropa Pop Up sí notan la llegada de cruceristas, aunque no especialmente durante la jornada de ayer. «Normalmente en verano se nota muchísimo la llegada de cruceros porque la gente suele concentrarse donde hay gente», explicó Encarni, encargada de la tienda.

Asimismo, algunos comerciantes coinciden en que muchas veces las compañías de cruceros les organizan actividades o excursiones para ocupar las horas que tienen de visita en la isla. «En verano suelen hacer excursiones a Dalt Vila, por lo que los turistas poco tiempo están recorriendo tiendas», señaló uno de los responsables de la joyería Wesselton que, además, aseguró que «su tienda particularmente no nota la llegada de cruceristas; solo más ajetreo en la ciudad».

En cuanto a los taxistas, tampoco notaron en exceso mayor afluencia de pasajeros. «He hecho únicamente un viaje de cruceristas hoy. Durante el verano fácilmente pueden desembarcar 3000 personas y muchas de ellas hacen viajes», puntualizó Jordi, taxista de Vila.