El reciente cierre del único supermercado del barrio de la Marina y el objetivo del Ayuntamiento de Ibiza de convertir sa Peixateria en un centro polivalente destinado sobre todo a usos culturales ha generado en el casco histórico de Vila inquietud ante la posibilidad de que, a partir de ahora, sus residentes tengan cada vez más difícil acceder a un establecimiento en el que hacer sus compras de alimentación. Algunas asociaciones han comenzado una recogida de firmas con el fin de convencer al Consistorio de la necesidad de que sa Peixateria albergue un supermercado. Otras, como la Asociación de Vecinos y Comerciantes del Puerto, creen que es mejor buscar otras alternativas.

Con este objetivo, han analizado cómo se gestiona en otras ciudades una situación como la que hoy viven estos barrios y han llegado a la conclusión de que la clave está en la reforma del Mercat Vell y, sobre todo, en la reconversión de los negocios que puede albergar este histórico espacio. El madrileño Mercado de San Miguel sería para esta entidad el modelo a seguir. Se trata de un espacio en el que los vecinos de la zona pueden hacer la compra pero, a la vez, cuenta con una oferta gastronómica y gourmet que atrae a otro tipo de visitantes. Todo ello en un espacio también centenario, que nació como mercado de abastos y que hoy atrae tanto a los residentes en la zona como a miles de turistas. En este mercado, además, se celebran actividades de tipo cultural a lo largo de todo el año.

Para el presidente de la Asociación de Vecinos y Comerciantes del Puerto, Joaquín Manuel Senén, tomar el Mercado de San Miguel como modelo «puede ser una buena iniciativa» en un momento en el que está pendiente la reforma del Mercat Vell y los vecinos del casco histórico han visto cómo se cerraba el último supermercado de la zona. «Respetamos la decisión del Ayuntamiento de destinar sa Peixateria a un centro cultural», ha explicado en declaraciones a Periódico de Ibiza y Formentera , «pero ellos tienen que ver que hace falta una solución para el tema del supermercado. Es verdad que abrir un supermercado no depende de ellos, sino de la iniciativa privada. Pero puede ser una buena solución que el Mercat Vell se reforme con esta idea».

Senén ha dejado claro que la entidad que preside está «satisfecha» con las iniciativas adoptadas por el nuevo equipo de Gobierno para lograr que el casco histórico tenga vida todo el año. En este sentido, ha puesto como ejemplo el ciclo de actos por el aniversario del Mercat Vell, el cambio de sentido de circulación de la calle Bartolomé Vicente Ramón y la apertura del acceso al puerto. «Son cosas que están funcionando y estamos contentos», ha señalado, «pero hace falta un espacio de mercado para los residentes de estos barrios y creemos que el modelo del Mercado de San Miguel puede ser bueno. Habría que reordenar el espacio y es verdad que el PEPRI pone muchos obstáculos pero algo hay que hacer».

En la Asociación de Comerciantes de La Marina no lo tienen tan claro. Según ha explicado una de sus vocales, Carolina Boned, los integrantes de la entidad están «divididos». «A unos les parece buena idea y otros quieren que en sa Peixateria se ponga un supermercado», ha señalado Boned, «aunque el Ayuntamiento ya ha dejado claro que será un centro polivalente. La realidad es que nos hemos quedado sin supermercado y que algo hay que hacer. Se están recogiendo firmas en el barrio pero nosotros hemos preferido no posicionarnos porque dentro de la asociación hay diversidad de opiniones».

A título personal, Boned considera que la propuesta de los vecinos y comerciantes del puerto «es una buena idea». «Yo soy partidaria de que la reconversión del Mercat Vell sirva para que haya un poco de todo», ha señalado, «quizás no habría que acristalarlo, pero sí puede ser un mercado en el que puedas comprar casi todo. De todos modos, en la asociación hay diversidad de opiniones». Además, ha recordado que la modificación del proyecto de reforma de sa Peixateria obligará a cambiar también el del Mercat Vell porque este último deberá contemplar que las cámaras que necesitan los paradistas, así como los baños, estén en este centenario espacio. «Es una remodelación importante y hay que dar con un proyecto que satisfaga a todos», ha concluido, «allí ahora puedes comprar frutas, verduras y bocadillos pero hace falta también un ultramarinos. La verdad es que es una situación complicada para todos, incluso para el Ayuntamiento», concluye.