Turistas paseando por la avenida de los Andenes, en el puerto de Ibiza. | Irene Arango

Desde la última gran reforma del puerto de Ibiza, la calle Lluís Tur i Palau y la avenida de los Andenes se han convertido en una zona peatonal que turistas y residentes disfrutan durante todo el año. En temporada alta, el atraque de yates de gran eslora supone todo un atractivo turístico. Sin embargo, la mayoría de negocios cierra durante el invierno.
Quien conoce bien esta zona es Jose Luis que trabaja en una empresa de barcos y está fascinado con lo primero que ve cada mañana: «El amanecer de un nuevo día». Como pasa en el resto de la isla, resalta que «el ambiente es bastante sano y es verdad que en verano es un poco más caótico, pero en invierno es muy tranquilo».

Para Iñaki, otro trabajador de la zona, «lo bonito es que tienes una zona peatonal donde no tienes circulación de vehículo todo el tiempo». Julia, que lleva viviendo en la Marina desde hace tres años, está «encantada». «Me gusta mucho porque siempre hay ambiente, sitios donde comer o tomarte algo», y sobre todo los paseos que da con su perrita, que es «lo más bonito del mundo» para ella. A Julia no le molesta «nada: ni la gente ni el ruido».
«Es verdad que está un poquito verde el puerto para los trabajadores de aquí, necesitan un poquito más de facilidad a la hora de entrar con los coches, que tengan un poquito más de margen», reclama Iñaki.

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Su compañero Jaime se suma a esta petición: «Los que vivimos aquí no podemos aparcar porque cierran la barrera a las seis de la tarde y no la abren hasta las siete de la mañana». Además, observan que cada vez hay menos aparcamiento para las motos.
Agustín lleva trabajando tres años en esta zona del puerto y asegura que, en moto, «es prácticamente la única forma que tienes para llegar», por eso sugiere que se le dé prioridad a las moticicletas, «que al final contaminan menos, ocupan menos espacio y pueden transportar a dos personas».

Turistas

«El espacio abierto que hay, el frescor, las hermosas vistas y los barcos» son las sensaciones que transmite Monique, una turista que cada vez que viene se acerca a dar un paseo por la fachada marítima. Su compañera Ann Arnolds quiso lanzar un mensaje a la sociedad ibicenca: «Intenten mantener este lugar en secreto para que no venga mucha gente», y añadió: «No hagan grandes construcciones hoteleras».
Chama y Besma son dos chicas de nacionalidad francesa que vinieron unos días de vacaciones a Ibiza, un lugar que les llama la atención por «la gente, el clima, la comida y las playas». Es su primera vez en la isla y aseguran que además es un destino «barato» comparado con París, tanto en los restaurantes como en el hospedaje.