Aniol Esteban asegura que la principal amenaza para el mar es el cambio climático. | DANIEL ESPINOSA

Convertir Baleares en un referente mundial de conservación marina. La Fundación Marilles trabaja desde 2017 con este objetivo. Recientemente han presentado el primer informe anual sobre su actividad. Una actividad que prevén aumentar este 2019. Su director, Aniol Esteban, señala que este primer año de trabajo «ha sido un gran reto muy ilusionante» en el que han encontrado receptividad en muchos sectores de las islas que comparten la pasión por el mar.

—Durante 2018 la Fundación ha trabajado en 11 proyectos en los que ha invertido 269.000 euros. ¿Cómo se sufragan para afrontar los costes de estas iniciativas?
—La iniciativa de Marillas nace con el apoyo de fundaciones internacionales que son nuestro principal respaldo financiero. Ahora mismo son la holandesa Adessium y MAVA Foundation, aunque en breve esperamos sumar otra fundación internacional. Estas ven en Baleares un territorio con muchas posibilidades donde existen unos ingredientes muy buenos para mejorar el medio marino.
Este 2019 nos gustaría ampliar los apoyos que recibimos y sumar algún actor local- familia, empresa o fundación- de alguna de las Islas Balears porque esto sería un indicador de que la sociedad hace suyo este proyecto y este discurso.
Si conseguimos demostrar que es posible reconciliar el desarrollo humano con un medio marino en buen estado tendremos un modelo muy potente que puede ser referente para otras partes del Mediterráneo y del mundo.

—¿Está ligado el desarrollo de las Pitiusas con el estado del medio marino?
—El futuro económico de muchas empresas de Ibiza y Formentera pasa por tener un mar y una costa en estado ecológico saludable. El problema es que la forma en la que hacemos economía se olvida del impacto ecológico y social.
Una de las prioridades que se ha marcado la Fundación Marillas es ayudar a crear esta conexión entre nuestro capital marino y los beneficios económicos que este genera para la sociedad. No solo nos referimos a los beneficios que supone para las empresas sino el impacto sobre el bienestar humano porque ahí hay beneficios que no se pueden monetizar y que son importantísimos para el bienestar hde las personas. El disfrute de bañarse en una playa o de ver una puesta de sol que no esté estropeada con urbanizaciones o los plásticos son cosas claves para nuestra felicidad y que son difíciles de describir en términos económicos.
Uno de los proyectos en los que trabaja la Fundación es elaborar un sistema de cuentas de capital natural marino que nos describa el flujo de servicios que recibimos del medio marino y cómo este flujo beneficia a distintos sectores para que luego estos mismos sectores sean conscientes de la dependencia que tienen del medio marino y quizás en un futuro se planteen contribuir de forma económica a su conservación.

—¿Cómo se encuentra ahora mismo el mar balear?
—Es un mar que ha perdido mucha biodiversidad y que está sometido a una fortísima presión. Aún así sigue siendo de las zonas del Mediterráneo que están en mejor estado de conservación. Baleares está como podría estar la Península ibérica hace 100 años. Es un tesoro, pero se nos está erosionando y si no hacemos nada, se nos irá de las manos.

—¿Cuáles son las principales amenazas del fondo marino en las Pitiusas?
—La principal es el cambio climático, para todos. Pero no tenemos un programa específico para esto. Las presiones principales sobre el medio en Ibiza y Formentera son la pesca tanto recreativa como profesional, el sector náutico, la contaminación tanto por plásticos como por aguas sucias y la presión demográfica, porque no hay que olvidar que en las islas la actividad humana se traduce tarde o temprano en un impacto sobre el medio costero.
Es increíble que en el siglo 21, Ibiza siga teniendo que cerrar playas en temporada alta por contaminación de aguas fecales. Esto es ponerse en un situación de vulnerabilidad y fragilidad tan bestia que cuesta entender que aún estemos así. Un par de portadas en periódicos británicos o alemanes con este titular te destruye. Olvídate del Brexit y de ecotasas.

—¿Cómo se lucha contra esto?
—El futuro de conservar la costa de Ibiza y Formentera pasa por reducir y gestionar mejor estas presiones. La acción debe incluir tres niveles: acción ciudadana, de gobierno y la acción privada o empresarial. En el momento en el que sector público y privado impulsados por una demanda social van de la mano y apuntan en la misma dirección entonces tenemos una fórmula ganadora

—¿Está implicado el Gobierno en esta causa?
—Hay que decir que en las últimas décadas, independientemente del color político, Baleares ha incrementado el porcentaje de área marina protegida. Ahora mismo cuenta con un 43 por ciento de aguas interiores bajo una forma de protección legal y un 16 por ciento de aguas exteriores bajo una forma de protección legal, algo que es muy superior a la media europea.
Si se hace un balance de esta legislatura hay que celebrar tres hitos importantes: la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, que es pionera y aunque no es el centro de nuestro trabajo no hay que olvidarlo porque el año pasado fue el año con la temperatura más alta del agua en esta zona y eso influye en el medio marino. Otro de los hitos es la ampliación de Cabrera, que era una demanda de hace más de 7 años y que supone una oportunidad enorme porque quiere decir que Baleares tiene el segundo fondo marino más grande del Mediterráneo; y en tercer lugar la Ley de Residuos, que es pionera a nivel europeo. Va por delante de la directiva europea de plásticos que ayuda a prevenir la generación y usos de plástico.

—Marillas también trabaja en esta línea desde la iniciativa privada. ¿Qué proyectos lleváis a cabo?
—Desde los inicios hemos hecho 11 proyectos con 269.000 euros en siete líneas de trabajo encaminadas a reducir los impactos sobre el mar, mejorar las áreas marinas protegidas y concienciar sobre la necesidad de conservar el medio marino a través del acercamiento de las personas al mar, ‘enamarar’ a la sociedad ibicenca para que vivan el mar y lo disfruten y sean sus defensores y protectores.

—¿Y cómo lo hacéis?
—Hemos creado dos grupos de trabajo que llamamos LABS y que están abiertos a todos lo que comparten el objetivo de mejorar las áreas marinas protegidas y promover la educación ambiental marina. Nos hemos reunido en Ibiza en tres ocasiones para elaborar un diagnóstico común y de ahi soluciones que permitirán avanzar hacia nuestro objetivo.
Una prioridad es dar a conocer qué son las áreas marinas protegidas, un término algo abstracto para muchos. A raíz de esto se creó el Fondo para la Mejora de las Áreas Marinas Protegidas, dotado con 200.000 euros y 100.000 ya se han asigando a dos proyectos que aún no se han hecho públicos y uno de ellos podemos avanzar que será en Ibiza y tiene el objetivo de priorizar y dar a conocer las áreas marinas de la isla. Acercarlas a la gente y a las escuelas. Quién lo va a llevar aún no se puede decir pero despertará probablemente una cierta sorpresa.
El otro proyecto será en Dragonera. Ambos son pilotos que nos permitirán experimentar con enfoques, metodologías e ideas que si funcionan se pueden aplicar al resto de las islas Baleares.

—¿Alguna otra iniciativa que destacaría de la Fundación Marilles?
—Destacaría que estamos sentando las bases para un informe sobre el estado del mar balear. Un informe que se ha compartido por todas las organizaciones científicas de Baleares para que nos digan si hay más o menos peces, si la poseidonia va mejor o peor, si la presencia de plásticos se incrementa o se reduce...Queremos que sea un termómetro del mar balear y que huya de percepciones u opiniones subjetivas. Se trata de aunar esfuezos y presentar la información de forma clara para que la gente saque conclusiones y que sea un especie de referente que nos permita juzgar si Ibiza, Formentera, Menorca y Mallorca, en lo que se refiere a conservación de sus costas, van a mejor o a peor.

—¿Cuáles son los retos que se plantea la Fundación durante este año 2019?
—Ya llevamos cosas hechas este año. En abril estaremos en 14 proyectos con un total de 400.000 euros invertidos y a final de 2019 llevaremos 25 proyectos como mínimo. Nos gustaría alcanzar más de medio millón de euros de inversión solo durante este año, lo que duplicaría lo que hemos hecho hasta ahora.
Uno de los retos sería movilizar el capital de las islas hacia la conservación del medio marino. Encontrar apoyo local para nuestros proyectos.
También queremos llegar con la primera versión del Informe Balear del Medio Marino trabajada por todos los organismos implicados, no solo de Marillas. Esto y presentar las cuentas de capital natural marino.
Otra de las cosas que nos gustaría ver es un fortalecimieto del tercer sector. Las Pitiusas cuentan con ONGs que hacen una labor espectacular si tenemos en cuenta los pocos recursos que tienen. Estamos hablando de organizaciones con pocos recursos humanos, inestabilidad económica muy alta y que aún en esta situación han conseguido mucho. Nosotros hemos apoyado a Tursiops, el GEN GOB, Ondine, Rezero, Cleanwave, Aliança Mar Blava o la Associación Vell Marí y seguiremos haciéndolo este año para que puedan seguir con su labor.