Los miembros del Parque Insular de Bomberos comenzaron ayer a respirar tranquilos tras un fin de semana de pesadilla. Algunos árboles caidos en carreteras y caminos poco transitados aparecían ayer como el único bagaje operativo de este cuerpo. Uno de sus integrantes señaló ayer que los avisos limitaban a casas de campo que no habían podido ser comprobadas con anterioridad. Pero en líneas generales ayer podía comprobarse en las Pitiüses que la población se afanaba ya en intentar arreglar los desperfectos generalizados provocados por el vendaval y que han causado pérdidas que aún no han podido calcularse económicamente en su conjunto.

De hecho, en Sant Antoni han visto como el temporal se tragaba prácticamente la playa del paseo marítimo, donde la arena ha desaparecido casi por completo -por lo que ya se ha hablado con Costas para intentar reponerla antes del próximo verano- y las palmeras, una de las cuales ya ha caido, corren un grave riesgo de desplomarse, al encontrarse ya con las raíces al aire. José Ramon Serra, concejal de Medio Ambiente, manifestó su preocupación ante la posibilidad de que una nueva tempestad acabara de destrozar esta parte del litoral. «Otro temporal nos remataría», reconoció. Y las previsiones meteorológicas para los próximos días no auguran nada bueno.

Según el Instituto Nacional de Meteorología, a partir de hoy se producirá la entrada de un nuevo frente frío sobre Balears, que traerá un descenso de temperaturas de entre seis y ocho grados, además de fuertes rachas de viento. Para mañana jueves es muy probable, según estas predicciones, que se forme otra profunda borrasca en Balears, aunque menos extensa que la del pasado fin de semana. Por lo que respecta a las precipitaciones, no se descartan lluvias de hasta cien litros por metro cuadrado.

En el mar las olas pueden llegar a los siete metros de altura. El director del Centro Meteorológico de Balears, Agustín Jansá, explicó ayer que los momentos más críticos se producirán a primera y última hora del día. Jansá indicó que los vientos podrían alcanzar de nuevo velocidades superiores a los 100 kilómetros por hora.