Cerca de 400 personas, muchas de ellas niños, murieron abrasadas ayer en el incendio de un tren abarrotado de pasajeros que viajaban a sus aldeas de origen en el sur de Egipto para celebrar la Fiesta del Sacrificio, las más importantes vacaciones familiares del mundo musulmán después del Ramadán. Todo Egipto se despertó ayer conmocionado por la magnitud de la tragedia, el más grave accidente de un tren ocurrido nunca en este país, donde los siniestros ferroviarios son frecuentes. Fuentes del Ministerio de Sanidad egipcio cifraron en más de 300 el número de muertos y al menos en 60 la cifra de heridos, en la mayoría de los casos con graves quemaduras y problemas de asfixia. Miembros de los equipos de rescate indicaron que al parecer todas las víctimas son de nacionalidad egipcia. Desde las primeras informaciones ya se temía un número elevado de víctimas debido a la gran cantidad de pasajeros que quedaron atrapados entre las llamas en el interior de los vagones. «El número de víctimas podría aumentar según continuemos la búsqueda de cuerpos en el interior de los vagones», dijo a los periodistas en el lugar del accidente un miembro de los equipos de socorro. El tren, con el número 832, partió de la estación Central de El Cairo sobre la medianoche del martes con destino a Luxor, a unos 700 kilómetros al sur de la capital. El fuego se inició sobre las dos de la madrugada hora local en la parte posterior del convoy, formado por 11 vagones, y continuó su marcha en llamas al menos siete kilómetros, lo que obligó a muchos pasajeros a saltar por las ventanillas. Las causas del incendio no han sido confirmadas, pero las hipótesis que baraja la policía apuntan a la posibilidad de que se produjera un cortocircuito o la explosión de un hornillo de gas de los que utilizan los pasajeros para calentar la comida dentro de los vagones. También es habitual que en los vagones, con capacidad para 150 personas, viajen amontonados más de 300 viajeros. La mayoría de las víctimas pertenecen a las clases sociales más desfavorecidas y se trasladaban a los pueblos de sus familias en la zona del Alto Egipto para celebrar la Fiesta del Sacrificio, o Gran Bairan, cuatro días de vacaciones que comienzan hoy en todo el mundo musulmán. Los turistas extranjeros también suelen utilizar el ferrocarril para desplazarse a los famosos lugares arqueológicos del sur de Egipto, como Luxor y Asuan, pero normalmente lo suelen hacer en trenes de primera clase, con coches-cama y aire acondicionado.