En espera de lo que acabe dictaminando los análisis toxicológicos, todo indica que Antonio Ribas Osa, de 40 años de edad, murió porque se quedó dormido en su cama mientras tenía un cigarrillo encendido y que prendió en la ropa de cama y el colchón. El monóxido de carbono que emanó la combustión lenta acabó con su vida, confirmó la autopsia.

Tras el aviso de un vecino sobre las diez y media de la noche, los dos agentes de la Policía Local de Sant Antoni que abrieron la puerta del piso, una sexta planta del edificio Aníbal, en la calle Metge Mateu Gasull, muy cerca de la Plaza de España, encontraron el cuerpo con quemaduras en la cabeza y la mano, intentaron la reanimación.

Cama quemada

Poco después llegó el personal del 061 y continuaron con la reanimación, pero todo fue en balde. El médico certificó la muerte a las 23,14 horas. La mitad superior de la cama estaba quemada, pero todo apunta a que no hubo llamas.

El hombre estaba en el suelo y un gesto del brazo indicaba que había intentado levantarse. En el piso también estaba un cachorro de pastor alemán que resultó sano y salvo.

La Guardia Civil se ha hecho cargo de la investigación y el caso ha recaído en el Juzgado de Instrucción número 4, de guardia esta semana.