Fernando Ferré, ayer por la mañana, tras salir del juzgado áun detenido y cuando se dirigía a una nueva ronda de registros. | Marco Torres

El juez Santiago Pinsach concedió ayer un nuevo plazo de 72 para que los fiscales Anticorrupción puedan completar con la policía los interrogatorios a los que está siendo sometido el empresario hotelero Fernando Ferré, de 66 años. El sospechoso acompañó posteriormente a los agentes y a una comisión judicial a nuevos registros domiciliarios que se hicieron en su casa de la avenida de España de Vila, en una entidad bancaria y en la sede del Grupo Playa Sol (GPS).

Ésta fue la decisión que adoptó el magistrado después de que el propio Ferré pidiera comparecer por su propio pie en el juzgado de Eivissa para conocer su situación y Anticorrupción requiriera más tiempo para poder terminar el atestado. Si la policía y los fiscales terminan su trabajo antes de que concluya el nuevo plazo, Ferré será entregado en el juzgado junto con el atestado, hecho que podría producirse hoy mismo.

Decisión sobre GPS

Dicho informe se pondrá encima de la mesa del juez una vez que se dé por concluida esta fase de la denominada Operación Trueno, investigación en la que se acusa al hotelero de delitos de blanqueo de dinero, fraude fiscal, falsedad documental, y contra el derecho de los trabajadores, y se entregue al empresario al juez Pinsach para que se tome una decisión sobre su situación personal.
La puesta a disposición judicial de Ferré, y la decisión de si es necesario que éste ingrese en prisión, no está exenta de que vaya pareja a otras medidas cautelares que el juez pueda adoptar. Todo ello sin que se descarte la posible intervención directa de la propia Agencia Tributaria, para garantizar decisiones inmediatas que afecten a la viablidad de las empresas de GPS.

Poder casi absoluto

Según los indicios, la investigación judicial, pese al secreto de sumario que protege el caso, apunta a que Ferré gustaba de gobernar sus asuntos directamente y, cuando era estrictamente necesario, con la ayuda de pocos intermediarios. El empresario no puede tomar decisiones sobre sus empresas por su condición de detenido pero sí lo pueden hacer, en la medida de lo posible, y siempre y cuando no entorpezca la investigación judicial, los directivos del Grupo y de los hoteles.
El férreo control que Ferré ejercía sobre sus sociedades es el motivo de que casi todas las sospechas recogidas por los fraudes que se le atribuyen hayan recaído sobre su persona. Pero la investigación sigue abierta y nadie descarta que pueda haber más detenciones.

Una hora en el juzgado tras 'abandonar' la clínica

Fernando Ferré abandonó ayer por la mañana la clínica donde se 'autoingresó' el pasado viernes, horas después de su arresto, para presentarse ante el juez Pinsach. El abogado del empresario, Gabriel Garcías, aseguró que ésta había sido una decisión voluntaria de su cliente al expirar el plazo máximo de 72 horas de detención que permite la ley sin que haya nuevas prórrogas motivadas. La comparecencia de Ferré en el juzgado duró cerca de una hora.

El empresario, trajeado, fue escoltado por la policía hasta el edificio de Isidor Macabich y, tras conocer la decisión judicial que se adoptó sobre él no se opuso a estar presente en los nuevos registros que se practicaron en las horas siguientes, entre ellos el de la sede de GPS en es Gorg de Vila. El hotelero fue sacado rápidamente del edificio judicial e introducido en un coche policial de paisano.

La policía lo trasladó seguidamente a los domicilios donde se llevaron a cabo los registros conjuntamente con la comisión del Juzgado de Instrucción número 4 de Eivissa que se está encargando de garantizar que se lleven de acuerdo con lo que marca la ley. Según la información recogida por este periódico, al concluir la jornada Ferré volvió a pedir su traslado a la clínica para continuar su convalecencia.

Ferré hijo despacha en la calle con los directivos

Frenado Ferré Garnacho, de 30 años e hijo del empresario, persona que, como ya informó este periódico quedó en libertad provisional el domingo, acudió ayer por la mañana a la sede de GPS pese a que las instalaciones aún continuaban precintadas. El hijo del hotelero atendió a la personas que pretendían acceder al inmueble y durante varios minutos departió con personas directamente vinculadas a los hoteles de su padre. Ferré Garnacho sigue a la espera de que el juez le llame a declarar.