Tomás Arroyo Rodríguez, esposado y escoltado por la policía y la Guardia Civil, entra en los juzgados de Eivissa.

«Las creencias que tiene, su convencimiento sobre sus poderes, forman parte de su vida pero no alteran su capacidad crítica. Sabe distinguir entre el bien y el mal». Tomás Arroyo, 'El Brujo', sabía lo que hacía, pese a los indicios de que padece una personalidad con rasgos esquizofrénicos. Así lo determinaron los tres especialistas de los juzgados de Eivissa que le examinaron durante la instrucción de la causa y que ayer, ante la Audiencia Provincial, dieron a conocer sus informes.

Para dos de los médicos forenses de Eivissa y para la psicóloga de los juzgados, es claro que 'El Brujo' es una persona muy convencida de su papel pero que no es víctima de delirios. Al respecto, uno de ellos indicó que el mentalista, dentro de esta premisa, bien podría relacionar las relaciones sexuales con la transmisión de la magia.

Opiniones

El testimonio de estos especialistas fue contrapuesto con el de otros forenses presentados por la defensa. «Tomás Arroyo no reconoce que sea un enfermo», dijo uno de ellos. Ambos expertos, sin embargo, fueron más allá cuando discreparon de sus colegas de Eivissa al entender que el acusado presentaba «perfil elevadísimo de patología psicótica y esquizofrénica» que, incluso, le alteraba gravemente su capacidad de discernir el bien y el mal. «Puede pensar que está haciendo el bien, aunque eso no significa que esté bien», precisó uno de los especialistas.

El tribunal también escuchó ayer durante la jornada de ayer los informes presentados por distintos forenses y psicólogos que exploraron y tratan en la actualidad a las 13 denunciantes de los supuestos abusos sexuales cometidos por Tomás Arroyo y su «hombre de confianza» en la Isla.

Los expertos coincidieron en señalar que los distintos trastornos que éstas presentan son los «propios de una sintomatología de una víctima de delitos sexuales».

En este sentido, los especialistas que trataron a una de las principales afectadas -relató abusos una vez al mes durante cuatro años- indicaron que ésta, pese a todo, «no exagera su victimización», hecho que a su juicio sustentaba aún más la hipótesis de que había sido víctima de lo que narraba.

«El simple hecho de presentar una denuncia, si ésta fuera falsa, no podría haber desencadenado estos síntomas de estrés postraumático», indicó otra forense al referirse sobre otra perjudicada. Muchas de las jóvenes sufrirán toda su vida las consecuencias del influjo que 'El Brujo' tuvo sobre ellas. «Eso siempre va a estar ahí, independientemente de que tengan recursos y madurez para superar sus problemas y miedos», destacó otra especialista.

«Si usted es psicólogo, ¿cómo sé que no me engaña?»

Todos los psicólogos que examinaron a las denunciantes fueron testigos de sus miedos e inquietudes antes del juicio. «Si usted es psicólogo, ¿cómo sé que no me engaña?», preguntó una de ellas al 'comparar' a una especialista con Tomás Arroyo. «Si yo estoy ante el tribunal y Tomás está detrás, ¿puede con sus poderes hacer que diga lo que yo no quiera decir?», inquirió una de las afectadas a una de las especialistas que le trataba poco antes del día que comenzó el juicio de 'El Brujo'.

El fiscal mantiene los 138 años pedidos para Tomás Arroyo

Ni un año menos para Tomás Arroyo ni para A.C.D., el hombre con el que comparte banquillo. El fiscal, ayer, en sus conclusiones finales mantuvo una petición de 138 años de cárcel para el primero por 19 delitos de abusos sexuales que se le imputan y los 34 requeridos para el segundo por 6 de estos casos.

El fiscal Antonio Torres, en su informe de conclusiones tras el juicio, dio plena validez a las denuncias presentadas por las 13 afectadas, mujeres entre los 11 y los 17 años entre 1995 y 2006. Para el representante del ministerio público, sus testimonios han sido durante toda la causa «rotundos, concretos, coherentes y sin contradicciones pese al paso de los años», elemento que para Torres dan credibilidad al contenido de sus denuncias. «Todas coinciden en la puesta en escena, en las llamadas, en las cenas, en los regalos, en los talismanes», consideró.

La Fiscalía cree que las jóvenes, casi todas adolescentes en la que la menos guardaba una diferencia de 24 años con 'El Brujo', vivieron una situación de «dominación y sometimiento por su inmadurez». «Nadie decía nada porque para ellas lo que pasaba era normal una vez que estaban tan subyugadas a él. Una se dio cuenta y, con su denuncia, motivó un efecto dominó», dijo. Según estas conclusiones, A.C.D. sabía que las chicas que les eran 'entregadas' estaban bajo la voluntad de Tomás Arroyo y, por tanto, no eran libres.