El Ayuntamiento de Eivissa aprobó a principios de 2009 la denominada Ordenanza Cívica, una norma municipal en la que, entre otros muchos asuntos, se aborda la polémica de la prostitución callejera. De esta forma, no solo quedaron proscritos los ofrecimientos de servicios sexuales, sino también los requerimientos. Es decir, la policía multaría no solo a las prostitutas, siempre mujeres extranjeras, sino también a los clientes, siempre hombres españoles. Desde que entró en vigor esta ley, las denuncias a ellas y ellos no han dejado de aumentar.

De esta forma, el Ayuntamiento de Eivissa (PSOE) se sumó en la persecución de la prostitución callejera al de Sant Antoni (PP), que fue pionero en la isla, y al de Calvià (PP), que lo fue en Balears. No obstante, la ordenanza de Vila se inspiró en la del Ayuntamiento de Barcelona (PSOE).

Ayer, el concejal de Policía de Vila, Ricardo Albin, explicó que en 2010 los agentes locales pusieron 184 denuncias a mujeres y hombres, lo que representó un aumento respecto al año anterior del 700 por ciento. En los dos primeros meses y medio de este año la Policía Local de Vila ya ha puesto 62 denuncias, lo que de seguir así representaría, a final de año, otro importante incremento. De estas 62 denuncias, 43 fueron a prostitutas y 19 a clientes.

Las multas que se prevén en la Ordenanza Cívica oscilan entre los cien y los 3.000 euros y, en algunos casos, pueden ser conmutadas por trabajos en beneficio de la comunidad. Además, las mujeres sancionadas que lo deseen pueden ponerse en contacto con los Servicios Sociales para solicitar ayuda, según ha precisado el Ayuntamiento en varias ocasiones. La mayor parte de estas mujeres son africanas, nigerianas en concreto, y trabajan de coche en las calles del barrio de ses Figueretes. También se ha detectado en alguna ocasión a mujeres de origen magrebí.

Un grupo «muy activo»

En la actualidad hay un grupo «muy activo y dinámico» formado por tres jóvenes procedentes de países del este europeo y que suelen trabajar en la rotonda del recinto ferial, en la carretera de Sant Josep, en la rotonda de entrada a Vila por la avenida de España e incluso en algunas ocasiones en las calles del centro de la ciudad.

Agentes de paisano de la Policía Local que ya conocen a muchas de las chicas

El trabajo de detectar y denunciar en la calle a prostitutas y clientes lo realizan habitualmente los agentes de la Unidad de Medio Ambiente (UMA) de la Policía Local de Vila, que van de paisano. A veces también se encargan de ello agentes de la Unidad Nocturna. En muchos casos los agentes ya conocen a las chicas y cuando ven que un peatón o un conductor se detiene a hablar con ellas se acercan para advertir que esa actitud no es la correcta, pues vulnera la Ordenanza Cívica, y, en su caso, interponer una denuncia.

Entrevista con Ricardo Albin, concejal de Policía

-A dos años de la aprobación de la Ordenanza Cívica, ¿cómo la valoran desde el Ayuntamiento?

-Participé en la estructuración de la ordenanza y los toques definitivos se terminaron cuando yo ya estaba en Barcelona, en la fase previa a mi operación. Desde el punto de vista de la Policía, porque es una ordenanza multidisciplinar, es decir, que abarca a varios departamentos, estamos muy contentos y creemos que es un instrumento muy eficaz.

-¿En qué sentido?

-Pretendemos que sea más un instrumento de confianza que un instrumento de sanción porque entendemos que, en lo referente a las conductas que ahí se definen, deben ser los propios ciudadanos de Eivissa los que se abstengan de realizarlas en aras de la convivencia. Somos conscientes del hecho de que los policías tienen que denunciar y que eso está dentro de su trabajo, pero nuestro interés es que las denuncias sean las menos posibles.

-En cuanto al caso concreto de la prostitución, ¿cómo lo valoran?

-Es un tema difícil. Creemos que la ordenanza es un avance conceptual porque antes, básicamente, se perseguía administrativamente (no penalmente) solo a las prostitutas. El avance de la ordenanza es que también se persigue a los que requieren los servicios, porque entendemos que ellos son parte principal del problema. En última instancia, las mujeres no dejan de ser en este caso víctimas de la situación.