Los dos casos llegaron simultáneamente al Juzgado de Violencia sobre la Mujer en los dos últimos días. En ambos casos la actuación policial y la apertura de diligencias judiciales contra los acusados, jóvenes que aún no habían cumplido los 21 años, fueron posible gracias a la decisión de los familiares de las víctimas. Éstos se percataron de que las dos mujeres, una de ellas de 17 años, presentaban moratones en uno de los ojos y que no daban explicaciones precisas sobre la naturaleza de sus lesiones.

El citado juzgado resolvió anteayer con una condena de 75 días de trabajos en beneficios de la comunidad y dos años de alejamiento e incomunicación el que, posiblemente, sea el más brutal de los dos casos. La pena se estableció después de que el maltratador reconociera la agresión que se le imputaba.

La víctima, una chica de 17 años de nacionalidad española afincada en Vila que convivía ya con su novio, un rumano de 20 años, recibió una patada en la cara. El motivo de todo, al parecer, fueron los celos extremos que se atribuyen al acusado, que, según algunas fuentes cercanas al caso, no permitía siquiera que su novia mirara a otro hombre.

El segundo caso, solventado con un año de cárcel y también con penas de alejamiento e incomunicación, ocurrió en Santa Eulària entre una pareja de 18 años, ambos españoles. La afectada recibió un puñetazo en el ojo cuando ambos habían salido de fiesta y comenzaron a discutir. La Guardia Civil detuvo después al acusado.

Ninguna de las víctimas quiso denunciar en el juzgado

La Fiscalía decidió seguir con las acusaciones contra los dos sospechosos imputados en estos casos de violencia doméstica pese a que ninguna de las afectadas, pese a la insistencia de sus familias, quisieron ratificar o confirmar la denuncia que se había presentado contra él. Los partes médicos y el reconocimiento del forense, sin embargo, no dejaron lugar a las dudas. Los dos maltratadores terminaron confesando y aceptando las penas.