El acusado, de 47 años, ayer, en el banquillo de la Audiencia Provincial antes de declararse inocente.

La Audiencia Provincial dejó ayer visto para sentencia el caso de un conserje del Hotel Ibiza Rocks de Sant Antoni denunciado por una supuesta violación ocurrida en la madrugada del 15 de junio de 2008 en este establecimiento. El sospechoso, natural de Zamora y de 47 años se enfrenta a siete años de prisión.

El acusado aseguró ante el tribunal, en una declaración rica en detalles que duró más de media hora, que no había agredido sexualmente a una británica de 18 años que se alojaba en su hotel y con la que coqueteó hasta que acabó, según él por error, en una habitación que no era la suya.

Vodka

El propio sospechoso señaló que esta «equivocación» fue el colofón a una cadena de errores que le pedieron. Reconoció haber bromeado con la joven cuando ésta, antes de salir de copas, le dejó una botella de vodka «entre risas» sobre el mostrador de la recepción.

Tres horas más tarde se produjo el suceso después de que la turista supuestamente hubiera perdido las llaves de su habitación. El conserje la acompañaba cuando se produjo -según su versión- un supuesto tropezón y la chica acabó «en sus brazos». «Vino un beso, luego otro y entonces comenzamos a meternos mano». El 'accidente' desencadenó tórridas escenas en el ascensor y en los pasillos hasta que la propia joven acabó desnuda ante y ofreciéndose a que la penetrara, indicó. «Ella llevó el ritmo todo el tiempo. Si hubiera tenido un condón, no hubiera pasado nada. Luego se arrepintió y me denunció», dijo el acusado.

La víctima, que viajó hasta Eivissa con su familia expresamente para declarar en este juicio, tras renunciar a cualquier indemnización, negó que hubiera dado pie a nada. Según su relato, se vio por sorpresa en una habitación que no era la suya y tras ser arrojada contra una cama, violada. «Me quedé congelada en un sitio que no conocía. No pude reaccionar. Sólo lloraba. Tras violarme, se fue y me dejó abierta la puerta de mi habitación», explicó.

Preservativos escondidos en la recepción y besos a las clientes

El acusado manifestó tener un carácter distendido con las jóvenes que se alojaban en el hotel. Incluso, reconoció que, le dio «un pequeño besos en los labios» como había hecho en alguna otra ocasión, al parecer, refiriéndose a otras jóvenes a las que había conocido. Además, relató que tenía preservativos en un rincón de la recepción que sólo él conocía. «Probablemente todavía se encuentren en ese sitio», señaló.