El supermercado Vivó Dis de la calle Atzaró fue atacado por el acusado el 15 de diciembre.

Condenado por sólo uno de los dos robos con violencia que se le imputaba. De los diez años de cárcel que se jugaba, sólo cumplirá tres y medio. Ésta ha sido la decisión de la juez Martina Rodríguez, titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa, en el caso del vecino de Ca n'Escandell que fue juzgado como sospechoso de dos asaltos a mano armada, con la cara tapada, que tuvieron lugar en este barrio de Vila en diciembre del año pasado en una gasolinera y en un supermercado.

La magistrada ha considerado que sólo está probado que el acusado Luis M.G., un hombre con antecedentes por robo con intimidación, cometiera uno de los atracos, el del supermercado Vivo Dis de la calle Atzaró. Pese a todo, el acusado negó en todo momento su implicación en ambos asaltos y puso como argumento que, por sentido común, jamás se le ocurriría robar en establecimientos muy cercanos a su casa.

Luis M.G. fue plenamente identificado por una empleada en el atraco acaecido el 15 de diciembre en el supermercado porque el ladrón, que iba cubierto con una braga y que realizó amenazas de muerte con un destornillador, tuvo la impericia de destaparse nada más salir de la tienda, lugar del que se llevó 830 euros.

Interrogatorio

El abogado del acusado, el letrado Gabriel Sorà, sin embargo, logró sembrar las dudas al interrogar al trabajador de la gasolinera BP asaltada cuatro días antes en la que el delincuente se apoderó de 200 euros tras intimidar al empleado con un cuchillo.

El testigo, durante su declaración en el juicio incurrió en distintas contradicciones, que figuran pormenorizadamente reseñadas en la sentencia a la que ha tenido acceso este periódico.

En ella se hace hincapié que el testigo dijo haber identificado parcialmente al ladrón cuando vio a Luis M.G. corriendo tras el suceso del supermercado.

«La duda de que el trabajador reconozca a la persona que vio correr tras el asalto al supermercado, o a la que le había asaltado a él, no es baladí, máxime teniendo en cuenta que, convenientemente interrogado en el plenario, acerca de por qué dijo en la fase de instrucción que no le había visto la cara, cuando ahora sí lo sostenía, no ha sabido dar explicación satisfactoria», explica la juez.