El acusado de esta estafa, que lo reconoció todo, ingresó anteayer tarde en la prisión de Eivissa.

José Antonio M. M., natural de Sant Carles y de 38 años, ingresó anteayer tarde en la prisión de Eivissa por supuestamente haber estafado una suma total de 18.000 euros a una vecina de Jesús de 87 años a la que con distintos engaños convenció para que le fuera prestando distintas cantidades hasta que un familiar de la víctima descubrió lo que estaba ocurriendo.

El sospechoso, que en su comparecencia en el juzgado de Instrucción número 4 de Eivissa, esta semana de guardia, reconoció todo podrá obtener la libertad provisional si hace frente a la fianza de 14.000 euros que se le impuso.

Tampoco dio explicaciones de para qué necesitaba el dinero aunque algunas fuentes relacionan al detenido con el consumo de estupefacientes. Éstas indicaron también que José Antonio M.M. era conocido en el municipio de Santa Eulària por haberse endeudado con otras personas siempre con la promesa de devolver lo prestado.

El acusado dio su primer ´golpe' a principios del mes de mayo cuando, al parecer, conoció personalmente a la afectada mientras transitaba domicilios del municipio de Santa Eulària ofreciendo una motocicleta que quería vender. Durante este primer encuentro intimó con la perjudicada aludiendo a su condición de ibicenco tras lamentarse de que en poco tiempo había perdido a su madre y luego a un hermano. Tras ello, aprovechó la oportunidad para indicarle a la mujer que había llegado a una situación en la que no podía hacer frente a los gastos por los sepelios.

Las peticiones de dinero continuaron, con la misma excusa de problemas familiares, hasta junio de este año, fecha en la que se denunció el fraude en el puesto de la Guardia Civil de Santa Eulària, gestión que familiares de la mujer realizaron después de que no pudieran contactar con el sospechoso ni éste atendiera a los recados que se le dejaron.

Creía que sólo lo avalaba

José Antonio M.M. estuvo supuestamente durante este tiempo ganándose la confianza de la perjudicada llegando, incluso, hasta ir con ella de acompañante al banco, momento en el que también le pedía alguna cantidad. Según la información recogida por este periódico, durante la investigación del caso se apuntó a que la afectada creía que simplemente estaba sirviendo como aval a su 'amigo' y que las cantidades que se iban extrayendo, después de que éste le rogara que llevara su DNI, no salían de sus cuentas sino que eran prestadas por el banco, hecho por el que, en alguna ocasión, se le requirió su firma.