A petición de la familia del fallecido, el club retiró la publicidad de sus fiestas de los paneles luminosos.

Unas 200 personas secundaron ayer la concentración que se organizó a través de las redes sociales en memoria del camarero del Ushuaïa Abel Ureña Zafra, muerto por un puñetazo de un miembro de seguridad del mismo club. Un hombre que llegó a España con el nombre falso de Jose Sousa y que resulto ser el mafioso portugués, prófugo de su país desde abril de 2009, Paulo César Baptista, que se encuentra en paradero desconocido desde el día de los hechos, el 19 de agosto. Tras quince días en la UCI, Abel Ureña falleció.

La concentración fue eminente pacífica y muy emotiva. Decenas de personas derramaron lágrimas en recuerdo de Abel, que murió con 29 años, aunque la indignación por el hecho de que el portugués no fuera detenido el mismo día de los hechos, lo que posibilitó su fuga, acabó desembocando en momentos de tensión y enfrentamiento con la Guardia Civil. También al final, decenas de personas marcaron con manos rojas la puerta del Ushuaïa.

El acto comenzó a las cinco de la tarde. Decenas de personas fueron concentrándose frente a la puerta del club. Apenas una decena de policías y guardias civiles vigilaban el acto en ese momento. La emoción era palpable. Las pancartas y las palabras siempre estuvieron encaminadas para pedir justicia para Abel: «Nuestra indignación es porque le dejaron marchar», declaró la pareja del fallecido, muy afectada. «¿Quién le contrató, quién es responsable?, preguntaban otros.

Algo más de media hora después, comenzó una breve marcha tras la pancarta: «Justicia para Abel». La tensión fue in crescendo y los comentarios se fueron haciendo cada vez más fuertes. Algunos hacían responsables a la Guardia Civil. Finalmente, de vuelta en la puerta del club, la tensión se disparó. Comenzaron a teñir la puerta del club con manos manchadas de rojo e impidieron la entrada y la salida. Finalmente, no se produjeron incidentes reseñables.

La familia del fallecido envió ayer a este diario una serie de cuestiones:

n «¿Por qué los responsables del local dejaron ir al portero tras el puñetazo a Abel?»

n «¿Llamaron a la Guardia Civil?»

n «¿Por qué la Guardia Civil no le buscó y se conformó con llamarle por teléfono para que se entregara?»

n «¿Por qué no interrogaron a la novia?

n «¿Por qué no se le despidió tras las agresiones anteriores en el trabajo?»

n «¿Con qué criterio se emplea a una persona con tantos antecedentes penales?»