Los últimos once detenidos de lo que la semana pasada fue la segunda fase de la operación Rula, diez ciudadanos británicos y uno irlandés, se estaban valiendo de zulos en los montes de Sant Antoni y Sant Josep para esconder la droga. Nuevos datos que han trascendido han permitido conocer que uno de los implicados, guardaba en su domicilio de Manchester cinco kilos de cocaína y 40.000 libras

Junto a esta cantidad de este estupefaciente se intervinieron también 10.000 euros, 40.000 libras, 4.000 comprimidos de éxtasis, 200 gramos de cristal, 162 dosis de LSD y 376 gramos de M-Cat. De los once detenidos -ocho hombres y tres mujeres- diez se encuentran en prisión tras declarar el Juzgado de Instrucción número 3 de Eivissa. Otro quedó en libertad con cargos.

La primera parte de esta investigación, abordada por agentes del Equipo contra el Crimen Organizado (ECO) de la Guardia Civil, concluyó en la Isla con la detención de los 13 integrantes de otra banda dedicada al tráfico de drogas y que estaba integrada por nueve británicos, tres irlandeses y un polaco.

La organización guardaba en los pisos pequeñas cantidades de estupefacientes, lo necesario para la distribución de un par de días, para que en el caso de ser detenidos y registrados sus domicilios fuera intervenida la menor cantidad posible.

El grueso de la droga la ocultaban en zulos en el campo, en zonas de difícil acceso a más de cinco kilómetros de sus domicilios y en lugares a los que solo se puede acceder caminando durante más de 20 minutos.

Precintado

Los estupefacientes guardados en estos escondites se encontraban en bolsas de plástico precintadas con cintas adhesivas e introducidas en «tápers» para evitar la humedad y su deterioro.

Aunque estos grupos dedicados al tráfico de drogas son independientes, tanto en la dirección como en su composición, mantienen relaciones entre ellos para pasarse droga cuando escasea.