El suceso no pasó desapercibido para la población de Sant Antoni y ayer por la mañana muchas personas se acercaron hasta las proximidades del yate.

El ‘Key West', el último yate que quedaba embarrancado en la playa de s'Arenal, tiene los días contados. Las autoridades gestionaban ayer mismo su desguace, que posiblemente se inicie mañana mismo, después de que un incendio lo destruyera por completo en la madrugada de ayer. Al cierre de esta edición, sobre las ocho de la tarde, los bomberos tuvieron que volver a intervenir al detectarse nuevas llamas cuyo origen también se desconocía.

El barco, de unos 22 metros de eslora y hasta ahora ‘intocable' por formar p arte de unas actuaciones judiciales que se llevan por narcotráfico, ardió en la madrugada de ayer y quedó convertido en un amasijo de hierros calcinados después de que las llamas, en un principio muy virulentas, se cebaran durante cuatro horas con él. Ahora ya es del todo inservible y además supone un mayor peligro medioambiental.

La Guardia Civil investiga las circunstancias de un siniestro en el que todas las fuentes consideran que su inicio fue intencionado.

La embarcación, matriculada en Roma y único pecio que quedaba en una zona donde los abandonos de barcos también llevaron a que durante años otro barco naufragado, el ‘Drass, formaran parte del paisaje hasta que fue retirado en marzo, se perdió en una tormenta.

Al menos una persona, un indigente, solía frecuentar ahora al ‘Key West'. Dicho individuo se encontraba ayer en paradero desconocido.

La investigación se centra en aclarar si el incendio pudo iniciarse por una negligencia a bordo o si bien pudo haber algún hecho más, como pudiera ser una venganza o un ataque contra su ocupante. Se desconoce, incluso, si el morador del yate se encontraba dentro de éste cuando todo comenzó.

Las primeras llamas fueron detectadas sobre las dos de la madrugada por los agentes de la Policía Local de Sant Antoni que realizaba un control de alcoholemia en la avenida Doctor Fleming. Enseguida se movilizaron los bomberos, que hasta después de las seis de la madrugada no pudieron regresar a su base de la carretera de Sant Antoni.