Todo se ha quedado en un susto, pero un susto que, como dijo el presidente José Ramón Bauzá, no debería volver a repetirse, porque la imagen del rápido de Baleària Maverick Dos subido por completo en s'Illot de sa Torreta da mucho miedo, y no por lo que pasó, si no por lo que podría haber pasado.

Mucha suerte. Hay que atribuir a la buena fortuna que no hubiera heridos y que en el barco no viajara ninguna persona impedida, ni bebés, ni embarazadas en avanzado estado de gestación, porque algo así habría hecho que el rescate fuera aún más complicado y peligroso de lo que ya fue. También fue una cuestión de suerte que el vertido de combustible fuera prácticamente testimonial y que los 8.000 litros de gasóleo continúen en los tanques del barco. Baleària, por cierto, debería darse mucha prisa en sacarlos de ahí y alejarlos cuanto antes del Parque Natural. Si la naviera lo hace antes de la fecha límite que le ha impuesto Capitanía Marítima, el 24 de febrero, mucho mejor. Demostraría que es una compañía con sentido de la responsabilidad.

Más suerte. Echando la vista atrás hasta 2007 nos encontramos con el Don Pedro de Iscomar, que nos paró el corazón. La economía insular contuvo la respiración, pero una vez más la suerte sopló hacia Eivissa. Aún más atrás, en 2004, el Rolón Sur, también de Baleària, nos dejó atónitos con sus 111 metros de eslora embarrancados en s'Illa des Penjats. Otra vez la suerte evitó el desastre. En aquella ocasión la compañía Baleària fue muy rápida en borrar su logotipo del casco del barco por cuestión de imagen. Ahora, si les preocupa su imagen, lo que deberían hacer desde la compañía es sacar los líquidos contaminantes, reflotar el barco y explicar claramente qué paso, cuál fue el error, y poner los medios para que no vuelva a ocurrir. Quizás la próxima vez no haya tanta suerte.

A cada uno lo suyo. Los profesionales de Salvamento Marítimo hicieron un trabajo excelente y el capitán marítimo en funciones, Luis Gascón, también está cumpliendo su parte, exigiendo diligencia y responsabilidad a la compañía. Lo que no se entiende es que Baleària no haya dado las explicaciones oportunas: aún no sabemos qué pasó para que el capitán se ‘comiera' s'Illot de sa Torreta. Baleària no ha hecho público el nombre del capitán, que no fue sometido a ninguna prueba toxicológica. Interrogada, la compañía tan solo dijo que se trata de un capitán con «una edad importante» y con «experiencia». Nada más. A mí no me tranquiliza. La próxima vez que vaya a Formentera preguntaré quién pilota.