El celo de un vecino suyo fue su perdición. La magistrada Martina Rodríguez, titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa, ha impuesto una condena de 18 meses de cárcel, a sustituir por la expulsión del territorio nacional durante cinco años, a un residente argelino acusado de intentar robar en un domicilio próximo al suyo, ubicado en Platja d’en Bossa.

Todo ello al dar plena validez al testimonio de otro inquilino que durante una hora siguió sus movimiento sin despegarse apenas de la mirilla de su puerta. La expulsión de dicha persona, que, al parecer, estaba pendiente de regularización, sin embargo, no se ejecutará porque la sentencia ha sido apelada.

En el balcón

El suceso ocurrió el 20 de enero del año pasado en un inmueble de la calle Manuel de Falla. El ladrón, un hombre que entraba y salía de este edificio y que volvía a hacer nuevas tentativas tras observar desde su propio balcón, situado enfrente de la vivienda, si había peligro, fue atrapado después de que el vecino que le espiaba pudiera zafarse de esta vigilancia para llamar a la policía. El sospechoso fue capturado dentro del inmueble y defendió que estaba en dicho lugar porque quería hablar con otra moradora para venderle una bicicleta.

La juez Rodríguez ha considerado probado que dicho individuo, provisto de un plástico o un trozo de vinilo, intentó varias veces abrir la puerta de una casa en la que residía una mujer.

El vecino del domicilio colindante oyó ruidos y, alertado por su perro, montó la vigilancia. Desde la mirilla vio a un hombre cubierto con una capucha trastear varias veces la puerta. Tras fracasar varias intentonas, el testigo se asomaba a una ventana exterior para recoger más datos. Su sorpresa fue, según declaró en el juicio, ver al sospechoso en un balcón que había frente a esta ventana en «labores de vigilancia». Según su contundente testimonio, puesto en duda por su defensa al considerar que dicha identificación no pudo ser plena por cómo iba ataviado el ladrón, el acusado también estuvo merodeando por la finca con la intención de ver si era posible lograr el acceso desde donde estaba el lavadero, algo que tampoco logró.