El periodista, junto a la víctima (en el centro) y una amiga a quien la Guardia Civil busca para interrogarla, en una entrevista en febrero.

«Me llamó ella, tomamos un café, dijo que quería que le hiciera una entrevista y le respondí que sí, era una chica muy abierta y simpática». El periodista Agustín Prades se quedó «de piedra», según sus propias palabras, cuando se enteró de que la mujer que apareció asesinada en una casa abandonada cerca de Cala Salada era María Karina Rosales Rivera, una venezolana que vivía a caballo entre Valencia y la Isla, se dedicaba al maquillaje artístico y a la que entrevistó en su programa de la Televisió d’Eivissa i Formentera (TEF). Acudió a la entrevista con una amiga, una mujer de nacionalidad italiana a la que están buscando los agentes de la Guardia Civil para interrogarla. «Quedamos en hacer otra entrevista para después del verano, pero por separado, ya que tenía un perfil suficientemente interesante», explicó Prades, que la recuerda como una mujer «alta y grande».

Investigación

Karina Rosales, que tenía 39 años de edad, recibió fuertes golpes en la cabeza antes de ser degollada. Tenía una gran brecha en la cabeza y varios cortes en el cuello, al menos uno de los cuales le seccionó la tráquea. También tenía cortes en la manos que indican que opuso resistencia a la persona o personas que la asesinaron.

Para investigar el crimen se han desplazado a Eivissa desde Mallorca especialistas de la Policía Judicial de la Guardia Civil, que han interrogado a varias personas, entre ellas el hombre que vivía con ella, un agente de Policía Local.

Una persona que asegura que la conoce y que reside en Valencia aseguró ayer vía e-mail que se trata de una persona «muy querida aquí en Valencia y en Venezuela por sus amigos de toda la vida». Dice que es «una muchacha de buena familia, profesional, ingeniera industrial, que fue a Eivissa y desarrolló su lado artístico». «Ella nunca iría a un lugar rural lejano, temía salir de la zona urbana, deben investigar su entorno», recomienda esta persona, que no ha respondido a los requerimientos de este diario.

Una mujer que se presentó como Alba Montenegro dijo que escribía desde Venezuela y que la fallecida era prima suya: «Era una muchacha de buenos principios y buena familia que se fue a España buscando un sueño». «Nosotros, su familia, le pedimos al pueblo de Eivissa y a las autoridades judiciales que encuentren al culpable o a los culpables y hagan justicia».