Juan R.R., el hombre encarcelado como presunto autor de la muerte de su esposa, Josefa Roig, niega las acusaciones. Su abogado, Miguel González Conde, manifestó ayer que «se declara inocente» de la muerte violenta de su esposa y expareja, de quien tenía una orden judicial de alejamiento emitida en septiembre del año pasado como consecuencia de una condena de seis meses de cárcel por un delito de malos tratos en el ámbito familiar.

Además, el letrado denunció que, a su entender, «una vez más se está vulnerando la presunción de inocencia, sobre todo por parte de las administraciones». El abogado de Juan R.R. hace estas declaraciones al día siguiente de que el Govern balear, el Consell d’Eivissa y el Ayuntamiento de Sant Josep realizaran sendos minutos de silencio en memoria de Josefa Roig y en rechazo de la violencia machista, lo que presupone la afirmación de que la mujer fue víctima de su expareja.

Además, ayer la ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato, condenó ayer este crimen, que eleva a 27 las mujeres asesinadas por violencia de género en lo que va de año.

El letrado no quiso entrar en detalles y recordó que el titular del Juzgado de Violencia Sobre la Mujer, Juan Carlos Torres, ha decretado el secreto del sumario.

En el suelo

Los hechos por los que Juan R.R. se encuentra en la prisión de Eivissa ocurrieron el pasado sábado en la casa de la mujer, en Sant Jordi. Según se desprende de los datos recabados por la investigación, Juan R.R. acudió a la casa y allí golpeó a la mujer, que padecía un grado de minusvalía, con algún objeto contundente. La dejó tumbada en el suelo boca a bajo y se fue. Según el análisis forense, murió por asfixia. Su propio peso, tumbada como estaba, fue lo que le impidió respirar. Juan R.R. habría regresado más tarde a la casa y habría descubierto el cadáver. Él mismo habría avisado del suceso a la Guardia Civil, cuyos agentes lo detuvieron por vulnerar la orden de alejamiento. Fue citado para responder por este hecho en los juzgados y fue puesto en libertad. No obstante, los investigadores comenzaron a sospechar, ya que Juan R.R. incurrió en varias contradicciones en el interrogatorio al que fue sometido.

Al día siguiente, domingo, una vez que los resultados de la autopsia demostraron que la mujer había recibido varios golpes antes de morir asfixiada por su propio peso, los agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil lo detuvieron. Dieron con él en el aeropuerto, cuando se disponía a tomar un avión a Mallorca.