El juicio se celebró en el Juzgado de lo Penal nº 1 a través de videoconferencia. En la foto, Baptista en una imagen de archivo. | Marco Torres

Tras dos intentos fallidos de juzgarlo, ayer fue el definitivo y, finalmente, el conocido portero del Ushuaïa Beach Club, Paulo Cesar Martin Baptista, el mismo que asestó un puñetazo mortal al camarero Abel Ureña en la temporada de 2011, se sentó en el banquillo de los acusados para responder por una agresión previa en la que, presuntamente, dio otro puñetazo a un hombre que acudió a pedirle trabajo a este local de Platja d’en Bossa.

El juicio lo presidió la juez Clara Ramírez de Arellano, titular del Juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa, y Baptista respondió a través de videoconferencia desde Palma. Los hechos que se juzgaron ocurrieron el 28 de junio de 2011 por la tarde en el Ushuaïa Beach Club. El acusado se entrevistó con un hombre que acudió a preguntar si había algún empleo para él. Según la acusación, «sin motivo conocido propinó un puñetazo en el rostro [a la persona que acudió a pedir trabajo], a consecuencia de cual éste cayó al suelo y sufrió contusión facial (...) abrasiones en ambos tobillos y en el codo derecho, por lo que precisó sutura con puntos en la herida labial y tratamiento farmacológico sintomático, lo que tardó en curar ocho días y le dejó una cicatriz de un centímetro en el labio superior». El ministerio público reclama una pena de un año y seis meses de prisión, una indemnización de 1.100 euros y «la inhabilitación para oficio o profesión relativa a cuestiones de seguridad o vigilancia en cualquier local o establecimiento, público o privado, durante el tiempo de la condena». Baptista negó ayer haber agredido al denunciante y aseguró que tan solo lo apartó con el brazo.

Al juicio, por parte de la defensa, acudieron el abogado de Baptista, el de la empresa propietaria del Ushuaïa Beach Club y la de la aseguradora de esta empresa. En la acusación, además de la representante del ministerio público, también acudió el abogado de la acusación particular, que igualmente reclama un año y medio de prisión y, en su caso, una indemnización sensiblemente mayor, en concreto 7.126 euros.

Amenazas de porteros

El denunciante explicó que acudió al local para pedir trabajo y que Baptista le dijo que no había. Tras esta breve conversación, siempre según el denunciante, acudió a hablar con otros porteros de otra empresa que también estaban en el local y, en ese momento, Baptista le preguntó: «¿Qué vas diciendo de los porteros?», y en ese momento le dio el puñetazo. El denunciante asegura que cayó al suelo, algo que niega el presunto agresor, y entonces cinco personas le rodearon y le dieron varias patadas, una de ellas un portero al que identificó por su nombre, pero que no estaba citado a declarar.

Una testigo de la defensa, una joven que acompañó al denunciante a entregar el currículum al Ushuaïa Beach Club, explicó a la juez que ella se quedó fuera del local, pero que pudo ver desde la calle cómo se producía la agresión. «Vi cómo el hombre de la camiseta anaranjada (Baptista) le golpeaba y después cómo otro grupo le rodeaba y también le pegaba», señaló. El denunciante también dijo que tras presentar la denuncia recibió numerosas amenazas de porteros de discoteca que le dijeron que si no la retiraba nunca más volvería a trabajar en la Isla.