José Ribas Riera, de 65 años, declaró en el juzgado el pasado 29 de mayo por el crimen de su sobrino político. | DANIEL ESPINOSA

«Muchas veces las víctimas de agresión sexual tienen que soportar vivir en un limbo de indefensión, ya que no encuentran [en las instituciones] el apoyo moral necesario». El abogado Jesús Herrero, del despacho HHT, en Vara de Rey, se refiere concretamente al caso de la joven marroquí que en el año 2008 denunció por presunta agresión sexual continuada a José Ribas Riera, el hombre que el pasado 26 de mayo se entregó a la Guardia Civil tras matar de tres tiros de escopeta al marido de su sobrina, el holandés Gerardus Johanes Buijus, de 33 años de edad, tras una discusión por motivos económicos derivada de la venta de una finca.

Según se explica en la denuncia, en el verano de 2008 Ribas Riera contactó con la denunciante y con su familia en Marruecos, y con la promesa de contraer matrimonio, la trajo con él a vivir a Eivissa, en concreto a su domicilio de Sant Jordi, una finca aislada cercana al lugar en el que se produjo el crimen de Buijus.

Pero ella no quería mantener relaciones sexuales con él hasta después de casados, lo que no era del agrado de Ribas Riera, que, según el escrito de la acusación particular, sufrió numerosas agresiones sexuales de forma continuada a lo largo de ese verano, agresiones por las que reclama doce años de cárcel, además de otro dos por un presunto delito de violencia sobre la mujer y uno más por amenazas graves.

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