Fotografía del que fuera batería del grupo 'Los piratas'. | www.lavozdegalicia.es

La mujer del batería del grupo de rock Los Piratas, fallecido ayer en Ponteareas (Pontevedra) por el disparo de un guardia civil que acudió a su domicilio por una llamada por presunta violencia machista, ha rechazado este jueves que su pareja fuese un maltratador y afirma que sufría un trastorno bipolar y que hubo «mala práctica» de los agentes.

En un comunicado en las redes sociales, Andrea M. se identifica como la mujer de Javier F.F., Hal9000, como era conocido en Los Piratas, la banda de rock viguesa que se disolvió a mediados de la década pasada, y afirma que no va a permitir «que se manipule la información sobre lo ocurrido».

«Hal era la persona más cariñosa del mundo. Nos amaba con todo el corazón, al bebé y a mí. Jamás fue un maltratador, éramos completamente felices», afirma Andrea M., en su comunicado.

Según su esposa, Hal es «una víctima», primero de un trastorno bipolar del que estaba «perfectamente controlado» hace diez años hasta que su psiquiatra «tuvo la brillante idea de retirarle todo el tratamiento», a pesar de que la familia le pidió que no lo hiciese.

Afirma que el nacimiento del bebé le había afectado y que ella acompañó a su marido al psiquiatra «a comentarle que estaba nervioso».

Sobre los hechos, la mujer afirma que su marido «no agredió a ningún agente». «Hubo tensión pero no agresión», sostiene Andrea M., que asegura que su esposo «fue también víctima de una mala práctica que desencadenó este terrible final».

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«Hal, cariño, no permitiré que manchen tu nombre. Yo sé lo que nos querías. Te quiero y siempre te querré», concluye su nota.

Según fuentes de la investigación, una patrulla de la Guardia Civil acudió el pasado miércoles a un domicilio de Ponteareas (Pontevedra) alertada por una llamada de violencia machista y se encontró en el camino a una mujer que decía que su marido la había agredido, que estaba muy nervioso y que tenía a su bebé.

Antes de entrar en la casa la pareja de agentes se cruzó con una mujer, según las mismas fuentes, que tenía al bebé en brazos y que decía que se lo habían arrebatado al presunto agresor, que estaba muy nervioso en el interior de la vivienda.

Una vez en el interior de la casa, los agentes intentaron tranquilizar al hombre y dialogaron con él y en un momento determinado el hombre, que seguía alterado, fue a la cocina y un agente le siguió. Allí, el agente resultó agredido con un cuchillo en el rostro.

Ante el segundo intento de agresión del hombre, el otro guardia civil disparó contra el agresor hiriéndole en el abdomen para evitar que dañara a otras personas que se encontraban en la casa y posteriormente falleció en el hospital.

La suegra del fallecido ha asegurado que la familia va a pedir responsabilidades «contra todas las personas que han actuado erróneamente». «En este caso la Guardia Civil ha cometido un error y lo tienen que reconocer. No es violencia de género es una enfermedad crónica», además añadió que «Hal -como le apodaban- era un chico amable y generoso, un enfermo crónico de trastorno bipolar que estaba en tratamiento pero el psiquiatra tuvo la inspiración de quitarle todo el tratamiento».

«Al verse acorralado me imagino que se pondría nervioso y cogió un cuchillito. Esto le costó la vida, para nosotros es un error porque la guardia civil estaba avisada de que era un enfermo y tenían que actuar con otros métodos», concluyó.