La pequeña Ayane –nombre japonés que significa diseño, color y sonido agradable– pone toda su atención en decorar una casa de cartón con imaginación y entrega. Una vez construidas las paredes y tejados, recorta lo que serán la puerta y las ventanas. Emplea materiales reciclados. La empapela con unos bonitos y coloridos estampados y... voilà!

Ramona y Salvador no dan crédito a la creatividad de su nieta. «Salimos a dar un paseo y nos hemos encontrado esto por casualidad», comenta la abuela, que sobre el reciclaje apunta que «la campaña de los tapones en casa es sagrada».

Se trata de la tercera edición del Día Mundial del Reciclaje, actividad lúdico-educativa que ayer organizó el Consell d’Eivissa en la plaza Antoni Albert i Nieto de Vila y en la que se desarrollaron una serie de propuestas para concienciar a grandes y pequeños sobre la importancia de reutilizar cualquier material que lo permita.

Entidades como Cáritas, Cruz Roja, la Fundació Deixalles, la Asociación de Vecinos de Cap Martinet o la empresa Ca Na Negreta dieron a conocer sus campañas y actividades relacionadas con el reciclaje. La cita también contó con la presencia del músico Pere Vergés y la arquitecta Sílvia Sánchez, cuyas actividades guardan relación con el aprovechamiento de residuos.

Se celebraron además distintos talleres y juegos infantiles como en el que participaba Ayane. Padres e hijos recortaron, pegaron y pintaron, divirtiéndose y a la vez tomando conciencia sobre la importancia de la recogida selectiva.

También hubo un concurso de juguetes elaborados con materiales de desecho reutilizados. Sorprendieron por su creatividad y por el gran realismo de las piezas.

Cartones, papel, plásticos y otros materiales en principio condenados a ir a la basura, que transformados convenientemente por estos pequeños artistas terminaban siendo cualquier cosa excepto un desperdicio.

Una completa cocina de juguete sedujo a la consellera de Medi Ambient, Pepita Costa, durante su visita. «Es increíble, tiene toda clase de detalles», dijo.

También impresionaba un futbolín con todo lujo de rasgos. O una estampa urbana, con sus coches de rollo de papel higiénico y tapones de plástico por ruedas, acompañados de un pato de plástico y un gusano hecho con una huevera y unos cordones.

Todo imaginación y creatividad para aprender que casi cualquier material puede tener una segunda, tercera o ulterior vida.