Primera. Un cachorro no puede salir al exterior antes de estar completamente vacunado. Cuando  vamos a una tienda de animales o cuando contactamos con un criador para adquirir un cachorrito, lo primero que nos dice es: «No saques el cachorro a la calle hasta que tu veterinario le aplique todas las vacunas». FALSO.

Cuando aplicamos una vacuna a un perro, el periodo de máxima efectividad de esta vacuna sólo se alcanza dos o tres semanas después de la última dosis. Si tenemos en cuenta que normalmente se comienza a vacunar a un cachorro entre las seis y ocho semanas de edad y que se suelen aplicar tres dosis de vacuna separadas de unas tres semanas tenemos que deberíamos tener a nuestro cachorro encerrado dentro de casa hasta casi los cinco meses de edad para estar seguro de no contraer enfermedades. ¿Es lógico tener a un animal que necesita ejercicio y socialización encerrado en una casa hasta esa edad?, ¿Seriamos nosotros capaces de aguantar un animal en crecimiento, que necesita actividad hasta los cuatro meses dentro de casa?, ¿cómo enseñaríamos entonces a nuestro cachorro los hábitos de eliminación?, ¿cómo le enseñaríamos como tiene que comportarse con otros perros si no los puede ver?

Esta práctica es denunciada hoy por hoy por la gran mayoría de veterinarios y especialistas en comportamiento del perro, ya que interfiere en un momento crucial en el crecimiento y desarrollo social del perro, justo en el periodo de socialización.

El periodo de socialización está comprendido entre las 3 semanas y los 3,5 meses de edad del perro. A lo largo de este periodo, la percepción visual, auditiva, la capacidad de movimiento y la de aprendizaje experimentan su máximo desarrollo. Por lo que tiene la capacidad de impregnarse de los distintos elementos del mundo que les rodean habituarse a ellos de una manera más sencilla y duradera.

Durante este período el animal debe relacionarse con animales de su misma especie y de otras, así como recibir gran cantidad de estímulos ambientales tanto auditivos como visuales y familiarizarse así con ruidos de sirenas, truenos, petardos, fuegos artificiales, aspiradora, secador de pelo, olla a presión, personas adultas, niños, bebes, ancianos, gente con uniformes, gente con gorros, gente con diferente apariencia... Además, los cachorros adquieren en este periodo las normas de conducta social a través del juego con otros cachorros, así como las pautas de eliminación. Durante este periodo, el cachorro aprende a reconocer a la especie a la que pertenece. Este proceso de socialización con las diferentes especies sigue un patrón de reconocimiento visual, el cachorro elaborará un modelo de lo que sería una persona, un perro, etc. Por eso a veces al estar mal socializados no son capaces de reconocer a un bebe o a una persona que tiene sombreros o uniformes.

Pasado este periodo y si el perro tiene una mala socialización aumenta la probabilidad de que el animal tenga problemas de  comportamiento en la edad adulta. Cualquier elemento nuevo constituirá un factor de estrés y miedo, pues el animal tendrá problemas para asimilar informaciones que no hayan sido asimiladas con anterioridad y no tendrá las herramients adecuadas para afrontar estas situaciones de una manera tranquila y equilibrada.

Para favorecer el proceso de socialización debemos sacar a nuestro perro a pasear cada día, teniendo cuidado con los sitios de riesgo como los parques y pipican donde el cachorro puede entrar en contacto con excrementos de otros perros y transmitirles parásitos o enfermedades víricas.

Debemos también ponerlo en contacto con otros perros para que aprendan las señales de comunicación, estos perros han de ser tranquilos y equilibrados para que el cachorro no tenga malas experiencias y debemos evitar los animales callejeros o enfermos.

El contacto con personas diferentes, situaciones con ruidos, gente, camiones, bocinas, camiones de la basura, etc., harán que se acostumbren a estas situaciones y su respuesta en la edad adulta ante estos estímulos y situaciones estresantes sea tranquila y equilibrada