Jaime posa en el muelle comercial, donde ha pasado horas trabajando. OLYMPUS DIGITAL CAMERA | Marcelo Sastre

Jaime es estibador de familia. Representa a la tercera generación que trabaja en esta profesión. Su primera toma de contacto con este mundo la tuvo con 16 o 17 años. Cuando se iba a una gala juvenil de Pachá, su padre le llamó y le dijo que se acercara al puerto, que había trabajo para él. Así empezó como eventual en una época en la que cuenta que trabajaba mucha gente en la estiba del puerto para cubrir los picos de trabajo.

¿En qué consiste el trabajo del estibador?

- Nuestra actividad principal es la carga y descarga de barcos, es decir, la estiba y desestiba. Los barcos que transportan mercancía que necesita ser manipulada recurren a nosotros que, vamos, y hacemos la descarga y la carga.

¿Qué tipo de mercancías se descargan?

- De todo. Todo entra por mar. Puedes descargar desde contenedores frigoríficos con alimentación a gas butano. Prácticamente se descarga de todo.

¿Cómo es la jornada de un estibador?

- Nuestra jornada empieza con el nombramiento. Antes era presencial, teníamos que ir a la oficina, allí nos daban el trabajo del día, pero ahora con las nuevas tecnologías lo hacemos vía email. Se determina el puesto de trabajo y dónde tenemos que ir a trabajar. Ese es el inicio de la jornada. El horario puede cubrir las 24 horas del día.

¿Desde que empieza la descarga hasta que se termina?

- Hay turnos establecidos pero pueden ser a cualquier hora del día, no tenemos una hora fija para empezar. Tenemos que dar el servicio cuando llega el barco.

Y ¿esa amplitud de horario es fácil de compaginar con la vida familiar?

- Se lleva bien. Llegas a casa y te vas a dormir a la cama, o te vas a dormir al sofá (ríe). No, es broma. La verdad es que el trabajo ha cambiado mucho. Ahora está más normalizado. El inicio es entre las 5:00 y las 7:00 y cuando se termina, ya prácticamente, no hay trabajo hasta el día siguiente. Así que ahora se puede compaginar medianamente bien el trabajo con la vida familiar. Antes era horrible. Enganchábamos un turno con otro, no tenías vida social, tu vida social eran tus compañeros. Aquí hemos llegado a entrar a las 12 de la noche y salir a las 20:00 de la tarde. Los días que había mucho trabajo se permitían esas jornadas porque no había más remedio. Hacía falta gente que supiera manipular las máquinas, y los que sabíamos manipular las máquinas éramos los que éramos. Si te daba igual y querías trabajar, tenías trabajo de lunes a domingo.

¿Cuánto dura vuestra jornada?

- Ahora mismo los turnos regulados son de 6 horas, a no ser que tengamos otro turno que serían 6 horas más. En teoría más de 2 turnos seguidos no se pueden realizar.

¿A qué se debe esa reducción de turnos?

- Es un puerto pequeño, ha cambiado el sistema de trabajo. Antes todo eran barcos de carga que venían con contenedores sueltos. Ahora cada vez más vienen más vehículos con su propio conductor, lo que hace que la descarga sea más rápida y que nosotros no tengamos que manipular tanta mercancía.

Antes solía haber más contenedores en el muelle comercial, ¿qué ha pasado con ellos?

- La realidad es que aquí sólo hay una empresa ocupando espacio, que es Transmediterránea. El resto de empresas, hay dos empresas más que son estibadoras, se han trasladado a sus propios espacios. Tienen fuera zonas, y almacenan en sus propias instalaciones. El precio del metro cuadrado en el muelle ha subido mucho.

Al margen de esto, ¿cómo ha cambiado la estiba en el puerto desde que tú empezaste?

- Pues, a ver, yo empiezo a los 17 años a conocer el puerto. Entré de fijo en el 96 con 22 años. Empezamos trabajando en la zona de la Marina. La verdad es que ahí estábamos muy bien, porque si teníamos un rato almorzábamos en los bares de la zona. Poco a poco se fue sacando la mercancía de esa zona y todo eso se transformó. Se va la mercancía y se va el pasaje, y todo eso se ha trasladado al dique de Botafoch. Es otro sistema. No hay un trato constante con la gente, todo está un poco más separado, es más cómodo en un sentido y más incómodo en otros. Antes el hecho de estar más integrado en la ciudad era más cómodo. Ahora estamos aparte. Antes podías estar descargando un barco y te pasaba una señora con el carrito al lado. Tu llevabas la máquina y decías: «Dios mío la que vamos a liar». Y luego está el tema de las mercancías. Antes las mercancías se esperaban de aquí a una semana. Ahora lo pides por Amazón y quieres que llegue mañana. Y nosotros manipulamos sólo cierto tipo de mercancía. Si esa mercancía viene con su conductor nosotros no la manipulamos. Es como si tu vienes con tu coche, yo no te voy a bajar el coche. Todo lo que es frío viene ya con su conductor, que entiendo que es mejor, porque va directamente al cliente. Todo lo que es paquetería, o casi todo, viene ya con su conductor. A nosotros lo que nos queda es materíal de la construcción y una parte de paquetería que no tiene empresa.

¿Cómo ha evolucionado la plantilla?

- Ha disminuido. Antes teníamos siete fijos y no sabría decirte cuantos eventuales. A fecha de hoy somos 21, pero ya no hay ningún eventual. No hace falta. El sistema de trabajo tiende a modernizarse, se necesita gente más especializada pero menos cantidad. Hay que ser más técnico. En ocasiones llega alguna descarga en la que nos vemos un poco justos para el servicio.

¿Qué tipo de maquinaria se utiliza en este puerto para la estiba?

- Aquí principalmente estamos utilizando cabezas tractoras. El camión. Pero en días como hoy (por el pasado lunes) en los que ha venido carguero, usamos la máquina portacontenedores, que es con la que hacemos el trabajo más duro de descargar contenedores. Es la única que usamos aquí. No tenemos grúas, ojalá las hubiera, no tenemos acopios grandes de mercancía porque quedan feos. La carga y descarga de coches nos da mucho trabajo en verano, tanto antes como después de la temporada, y la manipulación de camiones.

Sois un colectivo que tiene fama de ir muy unido ¿qué motiva esta unión entre vosotros y frente a los demás?

- Nosotros aprendimos hace tiempo que para hacer frente a las empresas, por decirlo de algún modo, teníamos que mantener una unidad. Porque las empresas tienen sus intereses, velan por sus intereses, y al trabajador intentan dividirlo para que no haga un frente común. Los estibadores, por suerte, supongo que nos dimos cuenta de que ir solos nos hacía mucho daño. Por eso mantenemos una unidad. Es un problema para todos los puertos, estamos en contacto permanente con los demás puertos porque siempre salen nuevas leyes, nuevas normas, y tenemos que defender nuestra profesión. Las empresas siempre buscan cualquier resquicio para intentar arañar. Si no estuviéramos unidos no podríamos mantenernos.

¿Cómo afectan las condiciones meteorológicas a vuestro trabajo?

- No afectan. Si llueve se trabaja, si hace frío se trabaja, si hace calor se trabaja. Tendría que darse una condición muy extrema para que dejásemos de trabajar.

A eso me refiero, se hará duro trabajar entre contenedores de metal a 35 grados.

- Sí, intentas no tocarlos (sonríe). La chapa del barco también es de metal. La suela del zapato es de seguridad pero a veces se pega. Pero simplemente lo soportas y trabajas.

A parte de las condiciones meteorológicas, ¿qué riesgos implica vuestro trabajo?

- Pues piensa que trabajamos con maquinaria. Ahora mismo a un camión le pueden fallar los frenos, las rampas del barco son de metal, puede haber atropellos, la caída de una mercancía...pueden pasar mil cosas.

El tema del salario de los estibadores es a veces poco conocido, ¿podrías explicar un poco cómo funciona?

- Nuestro salario va en función de lo que trabajamos. Nosotros cuanto más trabajamos más ganamos, y cuanto menos, menos ganamos, por decirlo de algún modo. Aquí en el puerto de Ibiza hemos pasado de trabajar mucho a trabajar...menos. Del salario no nos podemos quejar, pero tampoco es una fortuna.

¿Ha habido o hay mujeres trabajando en la estiba en Ibiza?

- En Ibiza no se ha presentado ninguna mujer cuando ha habido plazas para entrar. Ahora mismo, tal como es la profesión, no habría ningún problema si se presentara una mujer y diera el perfil para poder entrar. Desde que estoy aquí no se ha presentado ninguna. Ojalá. Te podría haber contestado que tenemos una chica, fulanita, que a lo mejor estaría aquí y la estarías entrevistando a ella en vez de a mí.

¿A qué se debe?

- La verdad, no lo sé. Conozco a mujeres que trabajan en este sector en Valencia, en Barcelona o en Málaga. Aquí conozco a algunas que llevan camiones. También es verdad que hace muchos años que en Ibiza no se hace ningún ingreso. Quizás el día que se haga se presentarán. No habría ningún problema, más faltaría.

¿Cómo ve el futuro de este sector en Ibiza?

- Perspectiva de futuro le veo poca a la estiba, debido a la modernización del transporte, los barcos cada vez son más rápidos y cada día nuestro trabajo está más acotado. Ojalá cambiara y pudiera decir que vamos a meter a 20 personas aquí, pero por desgracia estamos esperando más jubilaciones que ingresos