El fiscal pidió ayer cinco años y tres meses de prisión para quien se supone era un especialista en hurtos que fue detenido en la noche del 11 de julio tras una oleada de robos en establecimientos del West End.

El acusado, de nacionalidad rumana, no se acogió a ningún acuerdo judicial, que le hubiera supuesto una sustanciosa rebaja de las penas que se le pueden imponer, y optó por su derecho a declararse inocente ante la juez Clara Ramírez de Arellano, titular del Juzgado de lo Penal número 1 de Eivissa. Todo ello pese a que fue reconocido tanto por el conserje de un hotel donde se cometió un robo como por una de sus víctimas.

En una mochila

El presunto autor de estos robos, un joven que se encuentra preso desde su detención, aseguró que los objetos que le fueron encontrados en su poder en una mochila tras ser apresado en el West End se los acababa de vender «un africano de color negro», según sus propias palabras. Sin embargo, no negó que los efectos procedían de robos. Los agentes que formalizaron su arresto se incautaron de varios teléfonos móviles, cámaras fotográficas y más de 666 euros que dicha persona llevaba en su poder.

Según el escrito fiscal, dicho individuo cometió primero un robo con fuerza en un establecimiento hotelero de Sant Antoni tras apoderarse de las llaves de una habitación. A lo largo de la noche se tuvo conocimiento de una serie de robos en los locales del West End, hecho que puso en alerta a los porteros de los bares. Una de las víctimas descubrió al sospechoso cuando trataba de apoderarse de su bolso.

Agresión

El ladrón la golpeó en el cuello y huyó. Minutos después el encargado de seguridad del local lo vio retenido por otras personas y la afectada, una turista británica, identificó expresamente al acusado como la persona que le había agredido.

Durante la investigación policial también se relacionó a dicho individuo con el robo cometido en el hotel, lugar donde la habitación fue encontrada desordenada por sus ocupantes.