Tan íntima ha sido su boda que solo ha contado con cuatro invitados. Es cierto que ha sido en un paraje tan idílico como el noroeste de Italia, pero ello no ha sido impedimento para que Sia se haya casado con su novio, Dan Bernad, de la única forma posible, siendo ella quien es: en el más absoluto secretismo.

La cantante australiana de 47 años, que ha triunfado en todo el mundo sin mostrar casi nunca su verdadero rostro, siempre oculto detrás de enormes pelucas, se ha dado el "sí, quiero" en el pesquero pueblo de Portofino. Concretamente en Villa Olivetta, una mansión que poseen allí los diseñadores Domenico Dolce y Stefano Gabbana.

La noticia ha trascendido gracias a las fotografías de algunos paparazzis que consiguieron inmortalizar algunos momentos importantes del enlace, como el beso final o el intercambio de anillos, si bien la artista no lo ha compartido a través de sus redes sociales.

En las imágenes se puede comprobar cómo la autora de éxitos como Chandelier o Elastic Heart llevaba un vestido de cuello alto y manga francesa adornado con un bordado de flores, lo que venía pintiparado con el emplazamiento, ya que intercambiaron los votos bajo un pequeo templete decorado con flores primaverales. El novio optó por un esmoquin claro con fajín y pajarita.

Poco se sabe de Bernad, más allá de que, aunque se conocen desde hace años, no fue hasta octubre que lo pesentó a sus seguidores por la asistencia que hicieron ambos a un evento en favor del colectivo LGTB, ya que Sia es abiertamente bisexual.

La cantante ha vivido varias relaciones pasadas conocidas, siendo la más trágica de ellas la muerte de su novio, Dan Pontifex, en un accidente de tráfico en 1997, lo que la sumió en una depresión por la cual abandonó su Australia natal y que la llevó a volverse adicta al alcohol y las drogas.

Asimismo, también estuvo casada entre 2014 y 2016 con el cineasta Erik Anders Lang, habiendo antes terminado una relación entre 2008 y 2011 con la también cantante JD Samson. En su etapa como soltera en 2019 adoptó a dos adolescentes, una de las cuales la convirtió en abuela el año de la pandemia.