La proximidad de las elecciones provocan tiempos convulsos para los partidos políticos. Es el momento de elaborar candidaturas, se producen muchas injusticias y hay que hacer muchos equilibrios. Los partidos que tienen posibilidades de gobernar viven momentos de mayor tensión ya que muchos políticos se juegan incluso su futuro profesional. En Vila parece que la confección de la candidatura no está resultando nada fácil para Virginia Marí. Ha sorprendido que la actual alcaldesa de Vila, que parece que tiene las manos libres para hacer su lista como ella quería, confíe en una persona con tan poca experiencia política para ocupar el segundo puesto. María Fajarnés, hija del todavía diputado nacional Enrique Fajarnés, es una recién llegada a la política, con mucho camino por recorrer. No han sido pocos los comentarios de reprobación en el PP por esta ascensión meteórica de Fajarnés.

Sánchez, relegada.

Posiblemente una de las mayores injusticias de esta confección de la candidatura municipal de Vila sea el puesto que pueda ocupar Mar Sánchez, una concejal que ha estado esta legislatura a las duras y a las maduras, que además fue vejada públicamente por uno de los antiguos socios del PP. No parece lógico que Mar Sánchez tenga que ocupar el octavo o noveno puesto de la lista, sobre todo cuando en las elecciones de mayo los puestos están tan caros para el PP. Es imposible que los populares repitan los 11 ediles de 2011. Por ello, Mar Sánchez no tiene garantizado un puesto en el futuro Ayuntamiento de Vila.

Situación injusta en el Consell.

Si en Vila sorprende la ubicación de Fajarnés en el número dos de la lista, en el Consell puede sorprender todavía más que Carmen Ferrer y Alex Minchiotti, dos de los consellers mejor valorados esta legislatura, no tengan asegurado un puesto de salida en la candidatura de Vicent Serra. En este caso pesa más el poder interno que tenga cada conseller que el trabajo que puedan haber hecho durante la legislatura. En política debería tener más importancia el trabajo, la competencia, y no los equilibrios municipales, pero por desgracia no suele ser así.