En la clausura de la conferencia política celebrada por el Partido Popular este pasado fin de semana en Madrid, el presidente nacional, Mariano Rajoy, adelantó el eje fundamental de la campaña en las próximas elecciones generales. En estos comicios, cuya fecha de celebración todavía se mantiene como una incógnita pero que oscilará entre noviembre y enero del próximo año, los conservadores plantearán en su favor dos cuestiones básicas: la mejora de la economía y la inestabilidad que genera la alternativa de izquierdas, forzada por una alianza del PSOE con Podemos como fuerza determinante.

El precedente del 24-M. En las pasadas elecciones locales y autonómicas, el PP registró un descenso más que significativo en todas las circunscripciones -Balears no fue una excepción-, incluso en aquellas en las que defendía una cómoda mayoría absoluta. Es cierto que la opción conservadora se ha mantenido como la fuerza más votada, pero las coaliciones de los partidos de izquierda -PSOE, Podemos, Izquierda Unida y nacionalistas- han desalojado del poder al PP comunidades y capitales emblemáticas. Rajoy advierte de que esta dinámica se mantendrá después de las elecciones generales. Apelar al miedo como recurso para retener los votantes dice poco de la confianza en sus propios medios que tiene la cúpula del PP, consciente de que la mejora de los índices económicos no garantizan la victoria electoral.

Cambiar la estrategia. Lo más sorprendente de la intervención de Rajoy en la conferencia política del PP es su inamovilidad, el discurso continúa siendo pétreo y carente de las necesarias dosis de humildad y autocrítica para dejar abiertas las puertas a la rectificación. Los aciertos económicos del Gobierno no han sido pocos -en decisiones muchas veces propiciadas desde Bruselas- y los esfuerzos están dando sus frutos. Sin embargo, el PP mantiene su insensibilidad frente a las innegables consecuencias sociales de los recortes, a la falta de proximidad a los problemas reales que sufren cada día miles de personas, afectadas por los desahucios o con unos exiguos subsidios por desempleo.